3. Cámara, fotografías

Jesús González Requena
True Detective II. La Diosa
Análisis de Textos Audiovisuales 2016/2017
sesión del 13/03/2017
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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La cámara

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Les decía el último día que, a la altura del quinto episodio, para estos dos personajes

ha muerto el deseo.

Su mirada está, en cierto modo, quemada, desinteresada, como si ya no tuviera fuerza para focalizar. La ampliación de la imagen de Cohle hace más patente esa semejanza:

Les decía también que en ello se manifestaba cierta semejanza de su mirada con la de la cámara.

Que todo ello tiene que ver con la cámara es algo que queda atestiguado con la irrupción de una imagen fotográfica en la última escena del primer episodio. Veámosla surgir.

Cohle: Bet you want to

Cohle: hear the hero shot, huh?)

Supongo que se dan cuenta de que la traducción aquí es, inevitablemente, bastante libre.

Bet you want to hear the hero shot, huh? -Apuesto que lo que quieres oír es el disparo del héroe.

Expresión popular norteamericana intraducible literalmente, pero cargada de connotaciones: habla del héroe del western, de su disparo que acierta en la diana, del momento justo del acto decisivo que resuelve el conflicto…

Cohle: That place we carried the kids out?

Papania: Eventually, sure.

Cohle: So what did she look like…

Cohle: that one in Lake Charles?

Cohle pregunta por el nuevo crimen que -solo ahora nos enteramos, en el final de este primer episodio- ha tenido lugar. Lo que va a conducir en seguida a la presentación de la tercera fotografía de la serie -las dos primeras han sido de niñas raptadas.

Pues bien, observen como, cuando eso va a llegar, la cámara hace patente su presencia. Atiendan a como se produce el cambio de foco cuando Gilbough gira su cabeza hacia Papania.


El foco cambia, desde luego, del primero al segundo. Pero no sólo eso: hay un breve punto intermedio en que se detiene en la cámara. Lo que viene a confirmar algo que les decía el último día: que la cámara es el cuarto personaje de los interrogatorios.


La fotografía

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Tiene lugar entonces una suerte de pequeño seísmo escenográfico en torno a Cohle.

Tengan en cuenta que hasta ahora el marco de las escenas de los interrogatorios se había mantenido constante. Nadie se había movido de su posición.

Ahora en cambio, por primera vez, se produce una interrupción cuyo objeto -retórico, en forma de un microdispositivo de suspense- es acentuar el impacto de lo que ha de llegar tras ella.

Pues lo que va a suceder -la foto que va a ser mostrada- hubiera podido estar ya allí, haciendo innecesaria la detención motivada por el acto de ir a buscarla.

Gilbough: Can you, uh, tell us

Gilbough: anything about that, Mr. Cohle?

Vean lo que ha vaciado la mirada de Cohle:

Pero conviene que retrocedamos por un instante para apreciar la configuración del plano que la ha precedido:

Es en extremo expresiva esa inspiración seguida de una larga expiración del personaje que parece vaciarle por dentro y que se ve acompañada por un acentuado abrirse de sus ojos que indica hasta que punto la imagen -fotográfica, cinematográfica, videográfica…- le invade:

Cohle: That looks a lot like the one from ’95,

Lo que ve es sin dudea una víctima, pero cobra la forma de una extraña aparición.

Y, también, una suerte de encarnación del bosque selvático que la rodea.

Cohle: but… well, you knew that already.

Gilbough: Yeah,

El estatismo de la imagen se ve acompañado de un movimiento de cámara, de aproximación, que traduce expresivamente la capacidad de penetración de la imagen en el personaje.


La fotografía y el tiempo

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Pero eso no debe hacernos olvidar que ese estatismo, en sí mismo, tiene su propia función: el momento capturado obtiene, por él, una intemporalidad que, en cierto modo, lo vuelve permanente.

Esa pesadilla está siempre ahí como una parte sumergida de la realidad dispuesta a reaparecer en todo momento.

Y así, el final del episodio -que comenzaba mostrando la escena de un crimen cometido en el pasado- concluye con una nueva escena del crimen, pero esta vez en presente. Este cierre circular del episodio devuelve, a su vez, un tema esencial de la serie que se manifiesta de manera sistemática en su estructura: la pesadilla de la repetición, del cierre del tiempo en un bucle de circularidad.

Crímenes que se repiten, que retornan de manera circular. Existencia de una cierta dimensión suspendida fuera del tiempo y dispuesta a retornar en cualquier momento.

Por cierto que esa es una de las propiedades de la fotografía. Pues captura, sin duda, un instante, en sí mismo pasajero, del tiempo. Pero a la vez, en la misma medida en que apresa su huella, lo arranca del fluir del tiempo volviéndolo permanente.

Gilbough: there are specifics consistent to the ’95 case,

Y justo ahora vemos repetirse el juego con el foco -esta vez más acentuado- en relación a la cámara.

Gilbough: details that weren’t public knowledge.

Papania: You were off the grid for 8 years, right?

La cifra de la desaparición de Cohle -que es también la que media entre uno y otro crimen- es en sí misma expresiva.

Escriban un 8: para ello trazan dos círculos conectados que concluyen en el punto de partida.

Quizás por eso basta con tumbar un 8

para obtener el símbolo del infinito.

Papania: Show back up here 2010.

Gilbough: My question is–

Cohle: How could it be him…

La parte inferior del escudo de la policía de Luisiana se hace ahora netamente visible sobre la cabeza de Cohle.

Observen el plano: ahora resulta especialmente patente que la cámara se encuentra en el lugar de la cámara. Quiero decir: que la cámara que rueda la escena se encuentra en el lugar de la cámara diegética que usan los policías para grabar el interrogatorio.

Se trata, entonces, de un plano subjetivo de la cámara, con todo lo paradójico que esta expresión presenta aquí, dado que la cámara, en tanto máquina, carece de subjetividad.

¿Y Cohle?

La cámara se pone en movimiento avanzando lentamente hacia él.

Cohle: if we already caught him in ’95?

La petaca de whisky hace palpable su función de droga utilizada para soportar esa dimensión de horror -relacionada, insistamos en ello, con la fotografía- que habita al personaje.

Cohle: How indeed, Detectives?

Papania: I figured you’d be the one to know.

Cohle devuelve el dosier.

Cohle: Then start asking the right fuckin’ questions.

Como ven, este detective comparte mi presupuesto metodológico: para avanzar en la investigación, es decir, en el análisis, es necesario formular correctamente las preguntas.


Fotografías

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Y así, una pregunta que puede ser apropiada para una serie que en cierto modo comienza con un gran plano detalle del objetivo de una cámara -y de una cámara que es a la vez fotográfica y videográfica- es: ¿cómo prosigue y hasta dónde alcanza este tema, el de las cámaras y las fotografías?

Reparamos entonces en algo notable: que las fotografías están presentes, y de manera muy abundante, en todos los episodios de la serie.

Por lo que se refiere al primero, nos hemos detenido ya en ésta,

pero ha habido dos anteriores.

¿Recuerdan cuáles? Esta es la primera:

Y esta segunda:

Dos niñas, que son dos víctimas.

Y que formulan, ambas, la misma pregunta, que, además, está literalmente escrita en la primera imagen: ¿Quién me ha matado?

Reunamos ahora en un mosaico las tres fotografías del primer episodio:

¿Se dan cuenta de que seguimos el mismo proceso de investigación que el propio Cohle?

Nosotros, igual que él, procuramos hacer que las imágenes hablen.

Pues bien:

¿Qué puede leerse de este mosaico?

Son tres víctimas, sin duda. Pero una, la de arriba, es adulta, mientras las dos de abajo son niñas. Y aunque las tres son víctimas, una de ellas, la primera, posee un carácter amenazante de la que carecen las otras dos. Ello se debe a su fusión con la selva, a su posición elevada y en contrapicado, y, sobre todo, a la cornamenta que ostenta.

En el episodio dos, las fotografías presentes serán las de Dora Lange

Luego, en el tres, se producirá una eclosión masiva de fotografías:

Introducidas, todas ellas, por la mirada de Cohle,

quien vive entre ellas, fascinado o enloquecido por ellas.

De modo que, bien literalmente, vive entre mujeres muertas.

En el cuarto episodio tiene lugar una notable contención. También habrá fotografías, pero esta vez muy pocas,

solo la fotografía de uno de los asesinos

y la de su cómplice.

Lo más notable de estas fotografías es que, siéndolo, parecen dibujos. -De manera que constituyen el punto de encuentro con otra serie de recurrencias digna de análisis en True Detective: la presencia, no menos constante e insistente, de dibujos.

En el quinto episodio reaparece la imagen vídeo:

como reaparece la fotografía de la pregunta:

Y algo más: el propio Cohle aparece fotografiado.

Se trata de la fotografía que los policías utilizan para incriminarle, pues prueba su retorno al lugar del crimen.

Esta idea, que es un tópico de los relatos policiales –el criminal siempre vuelve a la escena del crimen– alcanza aquí una especial relevancia, dado que ese volver a la escena del crimen cobra la forma de un entrar en el interior de la fotografía.

En el sexto episodio, será una fotografía -digámoslo así- criminosa la que desencadenará la crisis en el matrimonio Hart.

Pero lo notable es que eso empujará a Maggie a introducirse en ese ámbito. Quiero decir, en el espacio de Cohle, y por tanto en el espacio de las fotografías entre las que vive:

De modo que esas fotografías constituirán el decorado de la escena de su encuentro sexual con Maggie.

Un encuentro sexual que adquirirá, por ello, el aroma de un acto criminal.

En el séptimo episodio, una nueva eclosión tendrá lugar:

fotografías de las víctimas,

pero también fotografías de mujeres que no lo son. Así las de las hijas de Maggie y Hart y de la propia Maggie

Y, sobre todo, el vídeo de Marie Fontenot:

Y siempre Cohle interrogando a las fotografías.

Mientras Hart, por su parte, busca a través de ellas pareja.

Fotografías, pues, siempre de mujeres, con una excepción: la de un relato cinematográfico que constituye una cita mayor al texto que de manera más determinante inspira True Detective: The Searchers, de John Ford, 1956.

En el octavo episodio, ya, muy pocas.

En esto también podemos percibir una cierta estructura: los episodios en los que se producen la mayor presencia de fotografías -el tres y el siete- son aquellos que preceden a los episodios en los que se llega al acto que constituye el clímax -el 4 y el 8.


Clásico, Manierista, Postclásico

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Pocas, les digo, las del episodio ocho. Pero sin duda interesantes.

La primera constituye la segunda referencia a un texto cinematográfico:

Se trata de North by Northwest Con la muerte en los talones-, film de Alfred Hitchcock de 1959.

Lo que invita a formular una pregunta: ¿por qué estos dos films son los citados?

Si quieren responder a ello, claro está, deberían ver ambas películas…

Luego, de nuevo, el vídeo del asesinato de Marie Fontenot:

Ahora bien, dado que es también una película, y ya no solo una fotografía, ¿no les parece que podríamos colocarlo en la serie de las dos películas anteriores?

¿Se dan cuenta de que esto hace serie orientada históricamente?

The Searchers, de John Ford, es una de las obras cumbres del cine clásico.

North by Northwest, de Alfred Hitchcock, es un paradigma del cine manierista que se impuso cuando el modelo clásico entró en crisis.

Y la tercera película es la manifestación más radical y extrema de la lógica espectacular que se impone con el cine postclásico -ese cine que, por otra parte, corresponde al periodo de la hegemonía del espectáculo televisivo convertido en un incesante espectáculo de lo real-: una película snuff, es decir, el espectáculo de un crimen real.

Y en esto, por cierto, la historia del relato se atraviesa con la historia del audiovisual: pues el héroe del relato se nos descubre, entonces, como alguien que combate ese espectáculo de lo real que domina hoy en el mundo de las imágenes.

Prestemos atención, finalmente, a la última fotografía:

Es el momento de la redención de Hart.

La primera vez que abre los ojos y realiza una aportación a la investigación.



2. Dora y Maggie

Jesús González Requena
True Detective II. La Diosa
Análisis de Textos Audiovisuales 2016/2017
sesiones del 27/02/2017 y del 06/03/2017
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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Tiempos de las escenas de los interrogatorios

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Echemos un vistazo a las duraciones de las escenas de los interrogatorios en los sucesivos episodios de la serie:

nº de escenas

Duración

1º episodio

15

17,21%

2º episodio

13

19,82%

3º episodio

18

15,80%

4º episodio

07

05,58%

5º episodio

27

25,54%

6º episodio

09

09,61%

Fluctúan sobre el 15% de la duración del episodio en los tres primeros, para tener una caída en el cuarto (5,58%), alcanzar su culmen en el quinto (25,54%) y tener una coda final en el sexto (9,61%).

Es interesante esa caída del cuarto episodio, porque cobra la forma de una interrupción: la última escena en ese episodio es la del interrogatorio de Cohle que concluye hacia su mitad (00:32:38), tras la que sigue una suerte de silencio.

Tras esa interrupción, los interrogatorios reaparecen en el minuto cinco (00:05:31) del episodio quinto, donde su apogeo está relacionado tanto con la sistemática mentira de Hart y Cohle sobre los sucesos decisivos como con el abandono por el segundo de su interrogatorio.

Atendamos ahora a las duraciones de las escenas de uno y otro personaje -Hart y Cohle-

todas

Cohle

Hart

escenas

duración

escenas

duración

escenas

duración

1º episodio

15

17,21%

08

10,12%

07

07,09%

2º episodio

13

19,82%

08

16,26%

05

03,56%

3º episodio

18

15,80%

10

09,77%

08

06,03%

4º episodio

07

05,58%

03

03,06%

04

02,53%

5º episodio

27

25,54%

12

15,38%

15

10,16%

Maggie

6º episodio

09

09,61%

06

06,36%

03

03,25%

Son siempre considerablemente más largas las de Cohle, alcanzándose la diferencia máxima en el segundo episodio, con un total más de cinco veces superior al de las escenas de Hart.


Cohle y Maggie

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El otro aspecto notable es la novedad que tiene lugar en el sexo episodio, en el que ya ha concluido el interrogatorio de Cohle y donde, sin embargo, se incluye el interrogatorio de Maggie.

Resulta evidente que este interrogatorio de Maggie viene a ocupar el lugar del ya concluido interrogatorio de Cohle: no solo llega cuando el otro ha concluido, sino que mantiene en su duración la misma abultada diferencia con el de Hart que ha tenido siempre el de Cohle.

Incluso hay una sugerencia visual que viene a ligar, en la puesta en escena, a uno -el de Cohle- con el otro -el de Maggie.

Se encuentra en el modo en que se asemejan la salida de Cohle, cuando abandona definitivamente el interrogatorio en el quinto episodio, y la entrada de Maggie en el sexto.

Cohle: get a warrant.

Cohle: Thanks for the beer. Beyond that, you wasted my fucking day, company man.

Como ven, en el final de la última escena del interrogatorio de Cohle hay un movimiento de cámara en panorámica, de izquierda a derecha, con la cristalera al fondo, que concluye en la puerta que Cohle abre un instante antes de salir de la habitación.



Pues bien, una panorámica del todo semejante hay al comienzo de la primera escena del interrogatorio de Maggie:

Papania: I want it right. It’s all I got.

Papania: We’re not gonna talk to you, personal matters like this,

Papania: without you. You don’t want to talk about something, it’s OK,

Papania: no problem.

Como ven, una panorámica semejante que concluye igualmente en la puerta.

Como si ésta hubiera quedado abierta desde que Cohle abandonó la estancia, como si su salida de la sala siguiera presente, como si Maggie hubiera venido a ocupar su lugar.

Papania: You sure we can’t get you any coffee, a…

Maggie: No, thank you.

Y, llegados a este punto, una pregunta resulta obligada: ¿el interrogatorio de Maggie se desarrolla en la misma sala que los de Cohle y Hart?

Lo es, ciertamente, pero hay, a propósito de esto, algo notable que conviene anotar: siendo el mismo espacio, todo parece indicar que ha sido voluntariamente camuflado. Mas no para que lo reconozcamos como otro -en tal caso se habría retirado la foto de la vista aérea de la ciudad- sino para que dudemos, para introducir de nuevo un suplemento de desubicación.

Lo que ayuda a hacer no explícito algo que constituye una latencia esencial en la serie: me refiero a la intensa afinidad entre Cohle y Maggie. Ya les dije que la posición de Hart en la sala de interrogatorios no era, contra lo que parecía, la opuesta a la de Cohle.

Podemos constatar ahora que, por contra, es Maggie la que es situada enfrente de la posición que en su momento ocupara Cohle.

Pero, claro está, me refiero a la Maggie del final, no a la joven del principio

que en seguida se siente interesada por Cohle.

Y hasta qué punto:


De los interrogatorios a las escenas

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Volvamos al primer interrogatorio.

¿No les parece que hay algo en común entre la mirada de Cohle y la mirada del objetivo de la cámara?

Sólo lo señalo ahora, pues éste es un tema del que deberemos ocuparnos pronto, dada la relevancia que la cámara alcanza como uno de los protagonistas de las escenas de los interrogatorios.

Pero el asunto de hoy es el de la relación

de la escena de Dora con la escena

de Maggie.

Aparentemente lo uno y lo otro nada tienen que ver y sin embargo…

Recordemos el motivo que nos condujo a plantearnos esta cuestión: la primera escena del interrogatorio de Hart versaba sobre Cohle, a pesar de lo que el propio Hart esperaba:

Marty: Around our big 419. That’s what y’all want to hear about, right,

Marty: Dora Lange, kids in the woods?

Gilbough: Yeah, sure, but, uh, talk about Cohle.

mientras que la primera escena del interrogatorio de Cohle versaba sobre el asesinato de Dora Lange.

Cohle: Yeah. Occult ritual murder.

Lo podemos anotar así: el interrogatorio de Hart conduce a Cohle,

mientras que el interrogatorio de Cohle conduce al crimen.

La visita a la escena del crimen sigue al interrogatorio de Cohle

como la visita de Cohle a casa de Maggie sigue al interrogatorio de Hart.

Lo que hace que Maggie y Dora aparezcan, en cierto modo, en la misma posición.

Comprobémoslo:

En ambos casos, el coche, el viaje.

En uno, un coche detenido, con Cohle en su interior -y es que el suyo aquí, es, precisamente, un viaje interior.

En el otro, un coche en marcha visto desde el exterior, en el que Hart y Cohle avanzan rumbo al lugar del crimen.

En uno y otro caso, llegan a cierto lugar.

Interior, uno -la casa de Maggie-, exterior el otro -el campo donde ha sido encontrado el cadáver de Dora Lange.

Y por cierto que es notable como arriba, cuando Cohle se aproxima a la puerta de la casa de Maggie, no es el nombre de Maggie el que escuchamos pronunciar, sino el de Dora Lange.

Omitamos la escena de Cohle y prosigamos.

Dos hombres profundamente afectados por lo que les aguarda: Maggie en un caso, Dora en el otro.


Maggie y Dora

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Afectados, pues, por su encuentro con dos mujeres.

Cada una de ellas es muy diferente de la otra, como son muy diferentes las situaciones de esos encuentros.

Una está muerta, mientras que la otra está viva. La primera es una drogadicta soltera, mientras que la segunda es una ama de casa casada.

A una se la encuentra en el campo,

mientras que la otra aguarda en el interior de su casa.

Y sin embargo,

recordemos el más evidente punto en común: el encuentro con cada una de ellas

produce un efecto estremecedor en uno de los protagonistas masculinos, de modo que la angustia se hace bien evidente en su rostro.

Y en ambos casos, el pasado juega, de una o de otra manera, un papel importante en ello. Cohle teme reencontrarse con el dolor de su propio pasado -la hija que murió, la esposa que le abandonó. Y lo que asusta a Hart tiene que ver con una escena de pesadilla que parece proceder de los tiempos más remotos.

Hay, por lo demás, una relación inversa entre los dos hombres por lo que se refiere a esas mujeres: Cohle se muestra sorprendentemente frío en el encuentro de Dora Lange,

tanto como Hart se encuentra del todo relajado con Cohle cuando éste llega para cenar.

Y sin embargo, a poco que cada una de las escenas avanza, ambos se ven cada vez más afectados y desestabilizados por ellas:

Y sobre todo ello, emerge una diferencia decisiva: en ambos casos, ante esas dos escenas, Hart pasa a ocupar en seguida la posición de espectador angustiado, mientras que Cohle se afirma como protagonista que vive una intensa relación emocional con cada una de esas mujeres:

Y luego está ese vago parecido…

Ese vago parecido, como sabemos, llegado el momento, se intensificará extraordinariamente, cuando encontremos, en el tercer episodio,


el origen de aquella inquietante imagen de los créditos:

Pues se trata del mismo plano -mismo ángulo, misma luz…- con la solo variación del color y de un cierto recorte de la imagen.

Y, por supuesto, con ese otro inquietante añadido que es el de las medusas superpuestas a la imagen pero que parecen parte inseparable de ese rostro inclinado que, siendo el de Maggie, manifestaba una notable semejanza con Dora Lange.

Eso es seguramente lo que siente el espectador -quien ya ha visto este primer plano del cadáver en el primer episodio- cuando contempla de nuevo los títulos de crédito en el comienzo del segundo episodio.

Y sin embargo esa imagen de los créditos corresponde a Maggie

aunque en principio pueda parecer imposible.



Cohle, Maggie, Hart

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Lo que nos conduce a la otra cuestión que les propuse el último día, cuando les invitaba a pensar la íntima semejanza entre el Cohle del principio y la Maggie del final:

De modo que en esa escena virtual que se obtiene cuando superponemos asincrónicamente los tres interrogatorios

descubrimos a Hart convertido en un espectador impotente de lo que sucede entre Cohle y Maggie.


La cámara: una mirada sin deseo

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Volvamos al punto de partida de las dos escenas iniciales de interrogatorio, pero retomándolas desde sus comienzos absolutos:

Arrancar así tiene un valor añadido: el objetivo de la cámara coincide con la mirada de Cohle con la que presenta esa interesante semejaza que ya les he señalado.

Quizás les parezca extraño plantear esta cuestión, pues de una parte está un ser humano y por otra una máquina, pero sucede que la máquina en cuestión presenta una notable cualidad que la emparenta con lo humano: posee algo parecido a una mirada, en tanto obtiene imágenes y las almacena.

Y por cierto que, a la luz de lo anterior,

podemos extender esa semejanza a Maggie.

Planteada así la cuestión, nada ayuda tanto a hacer perceptible la semejanza sobre la que les llamo la atención como introducir, en este juego de comparación, a Hart y su propia mirada.

Les decía en su momento que, aunque ambos ocultan algo, la gestualidad de Hart finge no ocultar, mientras que la de Cohle declara que oculta.

Cohle mira de frente, con una mirada firme, sostenida y penetrante, como la del objetivo de la cámara.

Todo lo contrario a Hart, quien oculta la mirada a la vez que mira de reojo.

Cohle sabe y declara que sabe. Hart sólo sabe a medias y, sobre todo, durante la mayor parte de la serie, procura no saber o saber lo menos posible.

Y este no es un dato circunstancial, relacionado con el tema del interrogatorio, sino un dato central de la caracterización del personaje. O, para ser más exactos, de la caracterización por contraste de ambos personajes.

De hecho, este es uno de los motivos de la discusión constante de Hart con Cohle. Procura una y otra vez no saber -tiene miedo a saber- aunque una y otra vez se ve arrastrado -tan atraído como aterrorizado- por Cohle en su relación con ese saber que le habita.

Volvamos a esta semejanza.

En sentido estricto, ¿podemos hablar de mirada de la cámara?

Realmente no. La cámara, sin duda, registra imágenes de lo que hay ante ella, pero carece de algo esencial que caracteriza a la mirada humana.

¿Qué?

Díganmelo ustedes a la luz de estas imágenes.

Ei deseo, sin duda.

Nada de deseo hay en el objetivo de la cámara.

Su mirada es fría, desinteresada, vacía.

Como las de Cohle y Maggie.


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1. Interrogatorios

Jesús González Requena
True Detective II. La Diosa
Análisis de Textos Audiovisuales 2016/2017
sesión del 20/02/2017
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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El comienzo de los interrogatorios

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Comencemos enumerando los rasgos comunes de las dos escenas iniciales de los interrogatorios de Hart y Cohle: una muy semejante situación narrativa -cada uno de los personajes está siendo interrogado en sede policial por dos policías a los que por ahora no vemos- y una muy semejante puesta en escena: ambos situados frente a la cámara en posición frontal, mostrados en plano medio, siendo interrogados por dos personajes que se encuentran frente a ellos, a izquierda y derecha de la cámara, y ocultos, en la medida en que se encuentran situados en fuera de campo.

 

Duraciones

Escena de Hart

00:00:59:9

Escena de Cohle

00:00:58:6

Ambas escenas tienen una duración muy semejante, de casi un minuto, siendo ligeramente más larga la de Hart en 1,3 segundos.

Sin embargo, la presencia visual de Hart en su escena es 2 segundos más breve que la de Cohle en la suya.

 

Duraciones

Presencia de Hart

00:00:56:6

Presencia de Cohle

00:00:58:6

Esta diferencia se debe a los dos planos iniciales presentes en la primera escena y ausentes en la segunda: el del objetivo de la cámara que graba el interrogatorio enfocando automáticamente y el del código de grabación.

Dado que estos planos anotan el acto de la grabación de ambos interrogatorios -la textura ligeramente pixelada de las imágenes lo confirma-, resulta oportuno excluirlos del cómputo y comparar los datos de los planos de cada uno de los personajes.

Presencia verbal

Duraciones

%

Hart

00:00:26:7

47,26

Cohle

00:00:26:6

45,52

El tiempo en que toma la palabra cada uno de los personajes es el mismo en ambos casos. Sin embargo, el porcentaje sobre la duración del plano, es mayor en Hart que en Cohle, dado que el plano de Hart es dos segundos diez más corto que el de Cohle.

Y más acentuadas son las diferencias del tiempo de palabra de los policías:

plano de Hart

%

plano de Cohle

%

Gilbough

00:00:03:8

6,63

00:00:01:8

3,12

Papania

00:00:03:4

6,01

00:00:01:5

2,48

Como si tomaran más precauciones o sintieran más respeto hacia Cohle.

De todo ello se deduce que los silencios son más prolongados en el plano de Cohle que en el de Hart:

silencios

%

escena de Hart

40,10

escena de Cohle

48,88

Y ese mayor silencio, esas pausas más largas en el plano de Cohle, confieren una mayor intensidad y presencia a este personaje.


El lugar de los interrogatorios

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Cabría preguntarse si el interrogatorio tiene lugar en un mismo lugar o en dos diferentes.

Pero a ello responde casi de inmediato -a los 5 segundos y medio en la primera escena y a los 4 segundos en la segunda- el rótulo que se inserta sobre ambas imágenes:

y que establece que ambos se encuentran en el mismo lugar, en la sede de la Policía Estatal de Luisiana.

Queda, sin embargo, una cuestión abierta, y estriba en si ambos interrogatorios tienen lugar en una misma sala de esa sede o en dos diferentes.

La primera intuición del espectador, propiciada por el decorado de fondo en cada escena, hace pensar en dos cuartos diferentes.

Uno con el aspecto de sala moderna y transparente -acristalada, con marcos metálicos, luminosa…-, en contacto directo con el equipamiento moderno de la sala que puede verse tras esos cristales en la que hay genta activa, trabajando. El otro, en cambio, posee el aspecto de un cuarto de los trastos, aislado de la sala de trabajo y donde parecen almacenarse los materiales y archivos antiguos y ya en desuso.

Se multiplican, pues, las diferencias, en un amplio sistema de oposiciones referentes a la diferencia de atmósfera temporal -presente / pasado-, a la actividad -en uso / en desuso-, a los materiales -cristal y metal / madera- y a la comunicación con el exterior -inmediatez / aislamiento.


Caracterización de los personajes

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Esos aspectos escenográficos mantienen, por otra parte, una clara relación con el vestuario y el aspecto de los personajes.

Así, Hart viste de manera aseada, correcta y profesional, en sintonía con la actividad que se muestra el fondo tras los cristales, y los tonos azules de su vestuario -chaqueta, corbata, camisa- sintonizan bien con ese fondo.

Otro tanto podemos decir de Cohle y su relación con el fondo que vemos tras él: desaliñado, mal vestido y con ropa arrugada, cuadra bien tanto con el desaliño de su largo cabello como con el fondo en el que se acumulan objetos varios en desuso.

De modo que Hart está en sintonía con el presente, mientras que Cohle está en clara asintonía, como instalado en un tiempo ya caducado.

A lo que podemos añadir la variable ambiental que ambos fondos sugieren: la amplitud de espacio y la intensa claridad del neón que rodea a Hart, frente al cierre del espacio que envuelve a Cohle, acentuado por la oscuridad de la madera de la parte superior del plano.

Atendamos ahora a los dos primeros fotogramas de cada uno de los dos personajes.

Una oposición neta se detecta en sus actitudes, especialmente en sus miradas. Hart mantiene la suya baja, semioculta, evitando mirar a sus interrogadores -como midiendo y calculando su respuesta.

Cohle, en cambio, la dirige de lleno a uno de sus interrogadores, bien abierta y sostenida: desafiante. -La mano derecha sólidamente apoyada sobre la mesa afirma ese gesto de desafío, frente a las manos ocultas de la figura, taimada, de Hart.

Más tarde, también Hart mostrará sus manos sobre la mesa,

pero entonces carecerán, por su posición y actitud, de la tensión y de la firmeza que posee el gesto de Cohle.

Lo notable es que, sin embargo, esas dos actitudes tan opuestas no evitan un dato común en la posición de ambos: es evidente que desconfían de sus interrogadores. Y resulta igualmente evidente que les ocultan algo.

Pero también en esto los acentos varían.

Hart mira de reojo y frunce el entrecejo -piensa, desconfía.

Cohle mira de frente. Si no frunce el entrecejo es porque toda la intensidad de su mirada se concentra en sus ojos desafiantes, que parecen atravesar a aquel al que mira.

Y las miradas hacia fuera de campo de ambos -sobre todo las de Cohle- permiten al espectador situar a los interrogadores flanqueando a izquierda y derecha la cámara a través de cuyo plano subjetivo contemplamos por ahora a los interrogados.

Por lo demás, ese flanqueamiento, esas voces interrogadoras que proceden de izquierda y derecha, producen un efecto de acoso sobre los interrogados que es sin dudas mayor en el caso de Cohle, pues el espacio cerrado y próximo que hay tras él le muestra arrinconado, frente a la apertura de espacio y aire al fondo de Hart.

Todo lo cual termina por llevarnos a percibir la actitud y la gestualidad de Cohle como la de la fiera acorralada que hace frente a sus cazadores.

En el plano argumental todo ello se confirma igualmente: el tema del interrogatorio de Hart es Cohle, mientras que el tema del interrogatorio de Cohle es el crimen.

Y, en este contexto, el desarrollo de la situación narrativa sugiere en seguida, a través del gesto de Cohle de trasgredir la prohibición de fumar, la posición de éste como alguien que se encuentra -y se afirma- fuera de los límites de la ley.

Alguien, además, lo suficientemente fuerte como para imponer su decisión de fumar.


La cena y el crimen

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Les decía que mientras que el tema del interrogatorio de Hart es Cohle, el tema del interrogatorio de Cohle es el crimen.

Y así Cohle comparece en el relato, desde su mismo principio, como alguien que sabe algo que los demás no saben, alguien que posee cierto saber secreto que tiene que ver con el crimen que motiva el relato.

Lo que viene a quedar confirmado por las escenas siguientes.

¿Recuerdan las escenas que vienen a continuación de cada una de éstas?

A la de Hart sigue la de Cohle llegando a casa del primero como invitado a cenar, y a la de Cohle sigue la de la llegada de ambos detectives al lugar del crimen.

Lo que sugiere una pregunta, ¿que relación hay entre lo uno y lo otro -entre esa cena y ese crimen?


Cambio de la percepción del espacio

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La percepción de que ambos interrogatorios tienen lugar en dos espacios diferentes comienza a ser puesta en duda a partir del momento en que los interrogadores dejen de estar ocultos para pasar a ser mostrados en campo, lo que sucede muy avanzado el primer episodio, en 00:37:09:8.

Vemos entonces, por primera vez, tras Gilbough, una pared acristalada semejante a la que hemos venido viendo detrás de Hart.

Y, a la vez, comienzan a aparecer planos de los dos interrogadores en una atmósfera bien semejante aunque con fondos diferentes, que en ambos casos sugiere un cuarto-almacén como el que habíamos identificado para las escenas de Cohle.

Sin embargo, durante todo el primer episodio se mantiene la neta oposición entre los planos de los dos protagonistas, que son así mostrados en el final del primer episodio:

De modo que si ambas escenas hubieran sido filmadas en la misma sala se sugeriría que sus posiciones de ella habrían sido opuestas: Hart del lado de la puerta y la cristalera y Cohle del lado opuesto de la habitación.

¿Es así?


Desvelamiento progresivo del espacio

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Uno de los notables aciertos de la serie por lo que se refiere al tratamiento de estas escenas de los interrogatorios consiste en su política de desvelamiento muy lento y progresivo del espacio.

De hecho, hasta el tercer episodio no nos será mostrado un plano amplio de la sala:

Aquí lo tienen, en 00:18:01:7.

Como ven, este plano amplio aparece en el interrogatorio de Hart. Pero no habrá nada equivalente por lo que se refiere al interrogatorio de Cohle hasta cerca del final del episodio quinto, en el momento en el que el personaje pone fin al interrogatorio con su partida:

Cohle: Fuck no. You can´t see my storage unit.

Cohle: Get a warrant.

Cohle: Christ, try working a case.

Gilbough: We are working it.

Cohle: Yeah?

Gilbough: See, how we work it is, we think

Gilbough: wat back, you put the case on Rianne Olivier, put it on her old boyfriend.

Gilbough: I don´t know. Maybe the Ledoux boys knew you. Maybe you traveled the same circles, got the same hobbies.

Gilbough: Maybe they had somethign on you.

Papania: You just kept pulling the right old murders,

Papania: take the case wherever you wanted it to go.

Gilbough: You´re a juicer. Ever black out?

Papania: Ever wake up, don´t remember what happened?

Cohle: Look. Y´all want to arrest me, go ahead.

Cohle: If you want follow

Cohle: me, come on,

Cohle: You want to see something.


Cohle: get a warrant.

Cohle: Thanks for the beer. Beyond that, you wasted my fucking day, company man.



Sólo entonces queda confirmado que ambos interrogatorios se han desarrollado en un mismo espacio.

Pero, a la vez, se descubre que los dos protagonistas no estaban situados en posiciones opuestas, a 180 grados el uno del otro, sino en un ángulo de 90 grados.

¿Por qué esa posición ha sido la escogida para Cohle en su interrogatorio?

La primera respuesta es: para desubicar al espectador -al desorientarle sobre la localización del personaje- y para así aumentar el efecto de extrañeza que el personaje produce en él.

Pero no sólo por esto. Hay otro aspecto que motiva esta elección. Y tiene que ver con un objeto básico de la escenografía de la escena en el que hasta ahora no nos hemos detenido.

Es un elemento que está todo el tiempo ahí, pero la mayor parte de las veces oculto, o solo mostrado por sus bordes.

Vean su primera aparición, en el episodio 1:


Cohle: Listen, boys.

Y observen que en esa ocasión se ha acentuado el efecto de viraje a gris y granulado que traduce el hecho de que vemos todavía al personaje a través de la cámara que lo graba.

Se hace especial énfasis en ello porque nos encontramos en la escena en la que la cámara va a abandonar el punto de vista de esa cámara diegética a la vez que va a comenzar a mostrar a los interrogadores.

Se trata, como van a ver de inmediato, de un procedimiento destinado a acentuar la presencia y la relevancia visual de Cohle cuando -por decirlo así- salga de la cámara.

Cohle: I’m gonna have to call a timeout, make a beer run.


Papania: Well, why don’t you hold off on that for a while?

Cohle: All right, well, why don’t you get it, then?

Efecto de desenfoque calculado de acuerdo al mismo criterio:


Gilbough: We really don’t want to do that.

realzar la nueva nitidez del personaje.

Cohle: Well, is this supposed to be admissible? Huh?

Cohle: If you want to pick my brain, work a room, you buy me a cheeseburger and a Coke, don’t you?

Cohle: I’ll take a sixer of Old Milwaukee or Lone Star, nothing snooty.

Aquí lo tienen.

El emblema de la policía del Estado.

Tan arrumbado como el propio Cohle, pues se encuentra en el cuarto de los trastos y, en éste, ni siquiera en la pared central.

Papania: Why is this so important to you all of a sudden?

Cohle: Cause it’s Thursday and it’s past noon.

Cohle: Thursday is one of my days off.

Cuando el personaje se sienta, ese emblema sigue ahí, pero mostrado solo por su borde inferior.

Y sin embargo siempre en contacto directo con el personaje, de manera semejante al halo que acompaña a los santos en la pintura religiosa tradicional.

Cohle: On my off days, I start drinking at noon.

Y bien, ese emblema solo aparecerá de nuevo en el quinto episodio, en ese momento al que acabamos de prestar atención, cuando Cohle pone fin a su interrogatorio.

Cohle: Fuck no. You can´t see my storage unit.

Cohle: Get a warrant.

Cohle: Christ, try working a case.

Gilbough: We are working it.

Cohle: Yeah?

Gilbough: See, how we work it is, we think

Gilbough: wat back, you put the case on Rianne Olivier, put it on her old boyfriend.

Los policías arrojan todas sus acusaciones sobre Cohle.

Gilbough: I don´t know. Maybe the Ledoux boys knew you. Maybe you traveled the same circles, got the same hobbies.

Cohle las escucha pasiva pero displicentemente -mirando a sus interrogadores por encima de la barbilla, si se nos permite la forzada expresión.

Gilbough: Maybe they had somethign on you.

Papania: You just kept pulling the right old murders, take the case wherever you wanted it to go.

Gilbough: You´re a juicer. Ever black out?

Luego pareciera mirar hacia el cielo.

Papania: Ever wake up, don´t remember what happened?


Cohle: Look. Y´all want to arrest me, go ahead.

Cohle: If you want follow

Cohle: me, come on,

Cohle: You want to see something.

Cohle: get a warrant.

Aquí lo tienen de nuevo.

Justo antes de su partida -de su rechazo a las demandas de los policías que lo interrogan- Cohle se yergue fundiéndose con el emblema de la policía

Se dan cuenta de que ello viene a inscribir aquí el título mismo de la serie:

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10. La presencia central del padre

Jesús González Requena
True Detective
Análisis de Textos Audiovisuales 2015/2016
sesiones del 23/05/2016
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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    En el centro: la memoria del padre

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    Al final del episodio tres la cámara se desplaza velozmente hacia adelante hasta descubrir la guarida de los criminales mientras las palabras de Cohle dirigidas a sus interrogadores suscitan la memoria del padre.

    Cohle: Man, that place– I never–

    Cohle: That day, it reminded me of my pop talking about ‘Nam

    Cohle: and the jungle thing.

    Estamos en el minuto 54 del capítulo tres.

    En el minuto 8 del capítulo cinco, se ve y oye esto otro:

    Hart: Now, Rust’s dad taught him bowhunting.

    Es digna de anotación la disposición simétrica de este fragmento con respecto al anterior del episodio tres: esta vez es la voz de Hart la que se escucha, y la cámara, en vez de avanzar en un veloz travelling, retrocede lentamente. Pero se mantiene presente la referencia a la selva y a la memoria del padre.

    Hart: You know, you had to track game till you got within maybe 30 yards of it.

    Hart: Now, this enabled us to discern the suspect’s path while sidestepping

    Marty: various anti-intruder devices they installed.

    Una arcaica puerta se abre ante el avance de los héroes suscitanto el eterno tema de la travesía del umbral que precede al acto esencial.


    Una vez más es suscitado el punto de vista de Hart, esta vez para confirmar la relevancia de esa suerte de puerta arcaica que acaba de ser atravesada.

    Insistamos en ello: casi al final del capítulo 3 y al poco del comienzo del capítulo 5 -es decir, en el centro del relato, dado que éste consta de ocho episodios- se vuelve a un mismo momento, el del pasado del suceso, pero con un diferente narrador. En el primer caso el narrador era Cohle, en el segundo Hart. Y en ambos, a la vez que se muestra la aproximación al enclave del crimen, se habla de alguien -el padre de Cohle- que no estuvo allí ni participó en el suceso, pero que, sin embargo, en cierto modo, digamos espiritualmente, estuvo allí y participó en ello.

    Y no menos notable es que, a propósito de él, se susciten dos momentos diferentes en el tiempo, es decir, dos tiempos diferentes de su vida. El primero, el tiempo en el que ese padre combatió en la guerra del Vietnam -episodio 3-:

    Cohle: That day, it reminded me of my pop talking about ‘Nam

    -un tiempo, por tanto, en el que Cohle no había nacido todavía.

    El segundo -episodio 5-, el tiempo en el que ese padre enseñaba a su hijo, niño o como mucho adolescente, las artes de la caza con arco:

    Marty: Now, Rust’s dad taught him bowhunting.

    Dos momentos diferentes de la vida del padre, pero, a la vez, un mismo momento, o al menos una misma época en la vida de Cohle, pues es de suponer que esas conversaciones en las que el padre le hablaba de su participación en la guerra del Vietnam debieron tener lugar en el mismo periodo en el que le enseñó la caza con arco.

    Y, por el camino, se dibuja el arco entero de la historia de Estados Unidos: desde el tiempo de los indios, cazadores con arco, al de la derrota nacional en Vietnam. -No pierdan de vista este dato: para los estadounidenses, la de Vietnam fue la primera derrota bélica de su historia.

    Pero dentro del periodo temporal que acotan estas dos escenas en las que volvemos a un mismo espacio -el del acto central, pues se encuentra en el centro del relato- en el instante que precede al acto mismo, con esos dos narradores diferentes, Cohle y Martin, en el interior de ese periodo temporal se incluyen otras dos menciones al padre de Cohle de las que vamos a ocuparnos en seguida.

    Pero antes de ello conviene reparar en el hecho de que esas cuatro menciones al padre de Cohle se concentran en el centro mismo del relato: lo que es otra manera de resaltar su importancia, su posición propiamente central.


    Un frío insoportable

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    Pero hay, además, otras dos menciones al padre de Cohle que se encuentran, por contra, en los extremos del relato.

    La primera, en el comienzo del segundo episodio

    Gilbough: Cohle ever talk about his parents?

    Marty: No. Little bit. About his dad. Alaska, ‘Nam.

    La última en el final del último episodio:

    Cohle: and I knew, I knew my daughter waited for me there. So clear.

    Cohle: I could feel her.

    Cohle: I could feel… I could feel a piece of my– my pop, too.

    En este final se habla del encuentro con la hija y el padre más allá de la muerte.

    Un encuentro que viene a suturar el desgarro de la relación con ambos: el de la pérdida de la hija en el accidente -de la que se informa en el episodio dos- y el de la separación del padre -que Cohle narra en el minuto 31 del capítulo cuatro.

    Marty: That it?

    Papania: You still angry

    Papania: at him, your pops?

    Cohle: No. He’s dead.

    Papania: You were, though.

    Papania: I mean, why you two didn’t talk.

    Cohle: We never really liked each other. There’s a difference.

    Cohle: He was in ‘Nam.

    De nuevo Vietnam.

    Cohle: Met my mother on leave in Galveston.

    El padre conoció a la madre en un permiso.

    Cohle: Time he came back, I was two.

    Dos años más tarde, cuando volvió de la guerra, la madre les abandonó a ambos.

    Cohle: She dumped me on him, then she hauled ass, and he and I moved to Alaska.

    De Vietnam a Alaska. Del calor de la selva al frío del Ártico -y de nuevo la historia entera de Estados Unidos: la compra de Alaska a los rusos en 1867 fue uno de los grandes hitos de crecimiento y afirmación de la nación, tanto como, ya saben, la derrota de Vietnam fue vivida como el comienzo del declive.

    Cohle: He was a survivalist, I guess you’d call it.

    Cohle: Had some very fucking strange ideas.

    La filiación se afirma en la evocación de estas ideas tan extrañas -tan extrañas como las del propio Cohle.

    Cohle: Oh, there’s nothing like the night sky

    Y la mención a ese cielo puro y limpio de Alaska comparece en el relato como la metáfora de la limpieza, de la pureza moral.

    Cohle: out there, though.

    Cohle: But I couldn’t handle the cold, so…

    Pero la contrapartida es un frío insoportable.

    Y ese frío insoportable suscita el fantasma de una madre en extremo fría -esa madre que le abandonó a los dos años.

    Por cierto, ¿con qué debemos asociar ese abandono a los dos años de la infancia de Cohle? –Met my mother on leave in Galveston. Time he came back, I was two. She dumped me on him, then she hauled ass, and he and I moved to Alaska.

    No hay duda (episodio 2):

    Cohle: I was married, Marty, for three years.

    Cohle: We had a baby girl. She died.

    Cohle: Car accident. She was two years old.

    Cohle fue abandonado por su madre cuando tenía dos años, como tenía dos años tenía su hija cuando murió.

    Y así el huerfanito que él fue y la hija de la misma edad que perdió se funden en uno en esa tierra de nadie que habita Cohle.

    Cohle: But I couldn’t handle the cold, so… I headed back to south Texas ’cause all I could remember

    Cohle: was at least it never got cold.

    De modo que en ese retorno de Texas hay un retorno a la tierra de la hija perdida: al calor que llegó a experimentar con ella y con el que trató de deshacerse del frío interior dejado por la madre que le había abandonado y que, probablemente, fuera el motivo de la difícil relación con el padre.

    Cohle: My old man always made like I let him down that way.

    Pero, por ello, el padre se sintió abandonado, decepcionado.

    Cohle: Said I had no loyalty.

    Y le acusó de desleal.

    La culpa en relación con la hija y con el padre, la herida que late en esa culpa: esos son los temas que, como les decía, resultan suturados en el final del relato.


    El padre de Cohle en el centro del relato

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    Pero bueno, ocupémonos ya de esas otras dos veces que se menciona al padre de Cohle en el centro del relato.

    En principio deberemos decir que son las decisivas, pues son las centrales, las que de manera más próxima acotan el acceso al acto central.

    Esta es la primera

    Papania: So you got a suspect,]

    Papania: and you take a leave of absence?

    Cohle: Yup. Like I said,

    Cohle: to see my pops.

    Cohle: Had leukemia.

    Esta es la segunda, directamente ligada con la primera:

    Gilbough: We looked at your old partner’s history.

    Papania: And coincidences

    Papania: keep mounting, Detective.

    Marty: Oh, coincidences like what?

    Gilbough: Well, I don’t know if it would qualify as coincidence, but,

    Gilbough: near as we could tell, his pops never had leukemia.

    El padre de Cohle, han averiguado los detectives, nunca tuvo leucemia.

    De modo que Cohle mintió. Y la gravedad de esa mentira parece extrema, pues concierne al invento de una falsa muerte del padre.

    Papania: No hospital records of that.

    Y la cosa llega más lejos:

    Gilbough: Fact, nobody in that town in Alaska’s

    Gilbough: seen Travis Cohle in more than 30 years.

    Nadie ha visto a Travis Cohle en más de treinta años.

    De modo que resulta evidente que el padre de Cohle murió antes de la época en la que éste sitúa ese viaje.

    Marty: That it?

    Papania: You still angry

    Papania: at him, your pops?

    Cohle: No.

    Cohle: He’s dead.

    Como pueden ver, justo entonces entra la otra escena de la que ya nos ocupáramos y en la que se hablaba del conflicto con el padre.

    De modo que Cohle miente a propósito de la muerte de su padre.

    Pero eso, al mismo tiempo, en otro plano, no es una mentira.

    En cierto modo, cuando Cohle se interna en la banda de los moteros criminales y, tras atravesar esa vorágine -que el cineasta describe así, en un agitadísimo plano secuencia que alcanza los diez minutos- accede a la escena central, está realizando un viaje al encuentro del padre.

    Pero no en Alaska, sino, digámoslo así, en Vietnam, la tierra donde el padre libró su propio combate.

    Está, pues, identificándose con él, poniendo en práctica lo que él le enseñó, siéndole leal.

    Y, por esa vía, tras atravesar la más atávica puerta -episodio cinco-:


    Enfrentarse al monstruo y salvar a una niña:


    Cohle: There were the twig sculptures



    El destinador, la tarea y el héroe

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    Y bien, es el momento de recapitular para sacar todas las conclusiones

    de esa decisiva presencia del padre en el centro del relato:

    Es, en primer lugar, el padre con el que se mantiene una deuda abierta: Cohle debió abandonarlo -como inevitablemente debía suceder, pero eso no invalida su deuda, sino que la proyecta hacia la siguiente generación.

    Quiero decir: Cohle paga la deuda contraída con el padre siendo leal a su ley y, así, protegiendo a los hijos de la generación que le sigue.

    Y lo hace por la vía de la identificación, pues del padre ha recibido el saber cualificante que le permite realizar su tarea.

    En suma: ese padre sólo dibujado al fondo está presente, sin embargo, como el destinador del sujeto del relato.

    En ese sentido, como les decía, su mentira con respecto al padre es un acto de lealtad hacia él.

    Y esa mentira, por otra parte, aparece directamente conectada con otra figura básica del relato clásico: para cumplir con la ley simbólica -esa ley recibida del padre- Cohle viola la ley jurídica realizando una serie de actos ilegales -roba de la comisaría la droga que utiliza para introducirse en la banda motera, se introduce en ella sin permiso alegando ir a visitar al padre moribundo…

    Nada manifiesta mejor esa conexión que la yuxtaposición directa que el film realiza entre esa mentira verdadera y el acto ilegal de la sustracción de la cocaína -episodio cuatro-:

    Papania: and you take a leave of absence?

    Cohle: Yup.

    Cohle: Like I said,

    Cohle: to see my pops.

    Cohle: Had leukemia.

    Vaya bola… vienen a decir los ojos del personaje.

    Cohle: Favre. Ahem. I get the evidence key from you?

    Y no solo la yuxtaposición de las dos escenas -pues a continuación vemos a Cohle robando la cocaína- sino también la conexión implícita en el diálogo, de nuevo por la vía de la yuxtaposición:

    Favre: Yeah. Heard you were taking time.

    Cohle: Thank you.

    Favre: Leaving tonight.

    Favre: Sign the log.

    Cohle: Yep.


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9. El pecado de ser padre

Jesús González Requena
True Detective
Análisis de Textos Audiovisuales 2015/2016
sesiones del 18/04/2016
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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La pregunta por el padre

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Segundo episodio. Los detectives visitan a la madre de Dora Lange.

Mrs. Kelly: We saw it on TV. What we were in the clutches of. And I prayed, I prayed for that woman’s family.

Mrs. Kelly: And it’s me.

Mrs. Kelly: H’s me.

Cohle: Mrs. Kelly, what about her father?

Les decía que ésta -la pregunta por el padre- es la pregunta mayor de la serie.

Nos encontramos ahora a poco del comienzo del segundo episodio.

¿Se dan cuenta de que es Cohle quien hace siempre esta pregunta?

Cohle: Did you know Marie’s birth father?

A este propósito, conviene recordar como se ha iniciado este segundo episodio:

Cohle: Back then, not sleeping, I’d la y awake thinking about women.

Cuando oímos estas palabras, pensamos en mujeres, desde un punto de vista erótico.

Y sin embargo:

Cohle: Back then, not sleeping, I’d la y awake thinking about women. My daughter, my wife.

Mi hija, mi esposa. Con relación a su hija y a su esposa, él es padre.

Y bien, como les decía, todo, para Cohle, versa sobre eso:

Cohle: I mean, it’s like

Cohle: somethings just got your name on it, like a bullet or a nail in the road.

Es de su destino de lo que habla: de su fracaso como padre.

Y eso le lleva a interesarse por el padre, por su tarea, por el fracaso en su tarea y también por el esfuerzo de reparar ese fracaso.

Volvamos a la escena de la madre de Dora Lange:

Cohle: Mrs. Kelly, what about her father?


Cohle: Did they have a relationship?

Pregunta por el incesto.

Y la madre lo reconoce con toda desenvolutra.

Mrs. Kelly: Why?

Mrs. Kelly: What have you heard?

Cohle: I heard he passed. Is that correct?

Mrs. Kelly: Why wouldn’t a father bathe his own child?


El padre de Cohle

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Volviendo de entrevistar a la madre de la víctima, Marty piensa en su propia madre:

Marty: My mother, Donna Reed type.

Donna Reed era una famosa actriz del cine clásico de Hollywood que encarnaba a madres maternales. Fue, por ejemplo, la actriz de ¡Qué bello es vivir!

Marty: Packed lunches, bedtime stories.

Y ello le lleva a preguntar a Cohle por la suya.

Marty: Your mom still alive?

Cohle: Maybe.

Pero Cohle no sabe nada de su madre.


Lo que, a su vez, lleva a los interrogadores a preguntar a Hart por los padres de Cohle.

Gilbough: Cohle ever talk about his parents?]

Marty: No. Little bit. About his dad.]

Y así se nombra por primera vez al padre de Cohle.

Marty: Alaska, ‘Nam.]

Alaska, Vietnam.

Pero se produce un desvío que demorará considerablemente la información sobre el padre de Cohle. Pues entonces Hart comienza a hablar de su propio padre.

Marty: You know, my dad, I had about, uh, six inches on him, and even in the end, I still think he could have taken me.

Marty: Interrogate witnesses

Audrey: Wake up, Daddy.

Despierta papi, le dice a Audrey a Marty en un momento dado del segundo episodio.

Pero Marty tarda mucho en despertar.

A Cohle, en cambio, nunca le vemos dormir.


Los padres de Maggie

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Con otros tiempos, en otras condiciones, el fracaso en el lugar del padre es también lo que sucede a Hart.

En el mismo segundo episodio en el que nos encontramos, Hart y su esposa Maggie visitan a los padres de ésta.

Audrey: I don’t care. Just try.

Maisie: You do it.

¿Por qué la escena en la que nos van a ser presentados los padres de los Hart comienza con imágenes de sus hijas?

Audrey: I can’t.

Maisie: You have smaller fingers.

Audrey: Macie, just do it.

Aquí tienen el motivo.

Herbert: So, you’re telling me the world isn’t getting worse? I’ve seen kids today, all in black, wearing makeup, shit on their faces.

Herbert: Everything’s sex.

Pues esto que se dice en el episodio dos tiene su eco más preciso en el episodio cinco:

Amigos Audrey: – Hey, Audrey… Audrey…


I’ve seen kids today, all in black, wearing makeup, shit on their faces. Everything’s sex. Everything’s sex.

Herbert: Clinton.

Hart: You know, throughout history, I bet every old man probably said the same thing.

Como ven, también en este ámbito, el de la historia familiar de la familia de Maggie, aparece el tema de la repetición.

Hart, quien de joven se enfrentaba al padre de Maggie, acabará haciendo suyo su discurso.


Marty: And old men die, and the world keeps spinning.

El hombre viejo muere, pero Hart, llegado el momento -episodio cinco, de nuevo-, lo reencarna.

Hart: It’s just– Well, what’s just you– your hair, your clothes, your–

Marty: And old men die, and the world keeps spinning.

De hecho el propio Hart lo dice sin darse cuenta: el mundo sigue girando -y esos giros son los de la repetición.

Observen cómo al fondo ha sido introducida Maggie.

Podemos adivinar ya que Maggie se lleva muy mal con su padre. Y que llegó a enamorarse de un Marty capaz de hacerle frente.

Observen ahora el partido que le saca el cineasta a la caída del terreno en torno a la casa.

Hart: Honey, I got this lead…

Maggie: How are the girls?

Marty quiere marcharse ya, pero Maggie se opone.

Y la soberbia de su actitud tiene que ver con la elegancia de la casa que tiene tras ella. Congruentemente con ella, en todo lo que queda de escena ella va a estar más alta que él en imagen.

Marty: I got this

Marty: ead I wanted to check up on. I told you about it.

Y tras ella su propia madre. Las dos con los brazos en la misma posición -cruzados.

Es como si se oyera decir a la madre: -te lo dije, ese chico no era bueno para ti.

Hart: Maybe your dad could bring you back.

Como ven, el conflicto con el padre recorre True detective de mil maneras.

Maggie: No. You

Y no hay duda que este padre debió oponerse siempre a la elección de Maggie.

Dense cuenta, por otra parte, de cómo afectan a Maggie estas últimas palabras de su marido: pues éste, por quien se peleó tantas veces con su propio padre, sobre todo cuando decidió casarse con él, le dice que se va a marchar dejándola en la casa de su padre a la espera de que éste, más tarde, la conduzca a su propia casa.

Maggie: didn’t tell me anything about it.

Maggie: This is a family day.

Hart: I did tell you about it. I mentioned

Es curioso que sea el propio Marty quien pronuncie las palabras que -como la propia Maggie- adivinamos en la mente de sus padres –te lo dije.

Hart: it.

Resulta infinito el desprecio que la altiva Maggie manifiesta hacia su marido.

Hart: It’s the new case.


La línea de la mirada de ella, descendente, está marcada por la línea del césped sobre el lago, al fondo.

Y Marty se encuentra casi sumergido bajo esa línea.

Marty: Okay, well, how about we all head back, then?

Maggie: Hmm.


No hay duda de quién manda en esta pareja.

Maggie: All right, sweetheart.

Maggie: Come on! Let’s go!

El grito a las niñas es por tanto también un grito a él.

Audrey: Our lines

Audrey: tangled.

Marty agacha la cabeza.

Maggie: Just paddle in.

Audrey: Okay.

Maisie: Told you!

Marty sigue a Maggie, y la salida exige -al parecer- entrar en la casa.

En la gran casa de Maggie.

Maggie: Thanks for the lovely afternoon.

Herbert: Oh.

Marty: Thank you.


El fracaso de Hart

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La disputa prosigue en un nuevo ámbito en el que igualmente se despliega el dominio de Maggie: su cocina.

Marty: Years, we’ve been through this.

Hart: Sweetheart, listen to me. There is nowhere else I want to be.

Hart miente con toda desenvoltura. Y sin embargo no miente del todo. Hay otros sitios en los que muchas veces prefiere estar -le hemos visto ya en el apartamento de su amante-, pero no porque los valore más que este, sino porque en ellos se siente más seguro, menos intimidado.

El desprecio de Maggie se manifiesta no solo en su gesto, sino en el modo en el que deja caer sobre la olla los alimentos que cocina.

Maggie: I wonder if you even know you’re lying.

En todos los campos, en el familiar como en el policial, Hart es el que no sabe. Y más que eso: el que se miente a sí mismo, el que no quiere saber.

Hart: Oh, come on!

Hart: Shh.

Hart: Bad enough the shit I got

Hart: to wade through on a daily basis, bring me this “feel bad for me” crap

Pero, más allá de sus mentiras, es verdadera la angustia que siente ante la mirada altiva y despreciativa de su esposa.

Hart: when I work 30 hours straight

Hart: and spent the weekend listening to your dad’s bullshit.

El padre, de nuevo.

Marty se queja de que los fines de semana tiene que escuchar la mierda del padre. Pero es esa una mierda que le impregna en la misma medida en que siente sobre sí la misma mirada de desprecio que su esposa dirige a su propio padre y en la que se ve retratado como un patético impostor.

Hart: I come home, the one place

Hart: where there’s supposed to be peace and calm, and

Marty: you throw this shit…

Maggie: Who told you that?

Maggie: It’s not always

Maggie: that way. It’s not supposed to be.

>

Marty: It’s supposed to be what I want. It’s supposed to help me.

Maggie: We do help you! All the goddamn time!

Estamos todo el tiempo tratando de ayudarte a ser lo que no eres capaz de ser. A sostener el lugar -del padre- que no eres capaz de ocupar.


El pecado de ser padre: Hart

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Maggie: Tell the girls, dinner.

Marty: Mmm.

Audrey: You don’t have a mommy or daddy anymore.

Es como un escalofrío lo que recorre este oscuro pasillo -y dense cuenta de que es oscuro porque así lo ha querido el cineasta, pues en otras ocasiones lo hemos visto bien iluminado- cuando oímos estas palabras de Audry: Ya no tienes mamá ni papá.

Audrey: Yeah, they just died in an accident.

La oscuridad invade la figura de Hart cuando escucha las palabras de Audrey sobre el accidente que ha matado a mamá y a papá.

Es fácil imaginar que las niñas han oído los gritos de sus padres durante la discusión que acaba de concluir.

Maisie: How?

Audrey: In a car accident. Someone…

Hart: Dinner-time, kids. Go to the kitchen.

Hart transmite la orden de Maggie.

Audrey: Are

Audrey: you coming?

Aunque Hart no lo comprende, en la pregunta de Audrey late la misma queja que hemos escuchado a Maggie a propósito de sus ausencias del hogar familiar.

Hart: Yeah, of course. I’m starving.

Audrey: Really?

Marty: Yeah, really.

Maisie: Good.

Y un paso más allá de ese fracaso de Hart como padre se abre una escena siniestra procedente de su hija Audrey.


Pues la escena construida con los muñecos infantiles no es la de un accidente de coche, sino la de una violación múltiple.

En ella se abisma la mirada de Hart en el travelling de aproximación que sigue.

Pero el efecto de tal abismamiento no alcanza a su conciencia: su rostro solo manifiesta un gesto de extrañada perplejidad.


El pecado de ser padre: Cohle

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Cohle: You know, I think about my daughter now.]

Y de las hijas de Marty que están empezando a saber del horror del mundo, a la hija de Cohle


Cohle: And what…

figura cuya presencia ausente preside en cierto modo la totalidad del episodio dos.

Ya hemos visto como al principio de este episodio se nos informaba de su muerte -Cohle hablaba de ella a Hart. Ahora, cerca ya del final, en el minuto 46, Cohle vuelve a hablar de ella, esta vez en su interrogatorio.

Cohle: What she was spared.

Ella se ha librado de los horrores del mundo.

Cohle: Sometimes I feel grateful.

Cohle: Doctors said she didn’t feel a thing, went straight into a coma.

Este coma, anotado en el episodio dos, encontrará su eco en el coma del propio Cohle en el último episodio, del que ya tuvimos ocasión de ocupamos.

Cohle: And then, somewhere in that blackness, she slipped off into another deeper kind.

Cohle: Isn’t that a beautiful way to go out?

Cohle: Painlessly.

Cohle: As a happy child.

Cohle: Hmm.

Cohle: Yeah, trouble with dying later is you’ve already grown up.

Cohle: Damage is done. It’s too late.

Cohle: You got kids?

Y como el punto más delicado de la condición del padre va a ser nombrado, antes de ello, se suscita la condición generalizada de padres de todos los que se encuentran ahí:

Gilbough asiente con la cabeza.


Papania muestra tres de sus dedos. Son tres padres los allí reunidos, como son tres los hijos del policía.

Cohle: Mmm.

Un lento travelling de aproximación viene a dar toda su resonancia a las siguientes palabras de Cohle:

Cohle: I think of the hubris it must take to

Pienso que saben de la arrogancia

Cohle: yank a soul out of nonexistence into this meat.

que supone obligar a un alma a abandonar la inexistencia para entrar en esta carne.

Cohle: And to force a life into this thresher.

Y forzar a una vida a introducirse en esta trituradora.

Se insiste en escuchar una resonancia nietzscheana en esta caracterización de la brutalidad del mundo y de la arrogancia de traer un hijo a él. Pero probablemente sea más apropiado escuchar en ella la oposición neoplatónica entre el espíritu y la materia, sobre todo si atendemos al desprecio con el que Cohle ha pronunciado la palabra carne. Nada más en sintonía con ello que las referencias miguelangelescas que hemos suscitado a propósito de la escena del crimen, pues fue el neoplatonismo el que inspiró el misticismo de Miguel Ángel. Y Cohle se encuentra mucho más cerca de la mística neoplatónica que del vitalismo nietzscheano.

Cohle: And as for my daughter, she, uh… she spared me the sin of being a father.

Y, por lo que se refiere a mi hija, ella me perdonó el pecado de ser padre.

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8. La pregunta por el padre

Jesús González Requena
True Detective
Análisis de Textos Audiovisuales 2015/2016
sesiones del 18/04/2016
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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Cruces en el hogar Fontenot

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Unas piernas inusitadamente frágiles. Ropa sucia. Una cuña. Desorden, deterioro.

¿Qué otro espacio poseerá rasgos semejantes, pero sin duda mucho más acentuados?

Marie Fontenot: Sometimes he’s more responsive.

Una cruz aparece al fondo, desenfocada.

Marie Fontenot: I’d like to help.

Es una cruz que anticipa, digámoslo así, la cruz de esta mujer: ese hermano enfermo que se encuentra todavía en fuera de campo ante ella.

Y muñecas.

Ese otro espacio que posee rasgos semejantes a este es la casa de Errol a la que solo nos será dado acceder en el último episodio de la serie.

Hay, también, una segunda cruz al fondo, sobre la cama del tullido.

Hart: Mr. Fontenot all the way.

Danny Fontenot: Uh,

Hart: ahem. We met,

Hart: oh, maybe 7 years ago.

Otra cosa sucedió siete años antes -estamos en 1995, siete años antes, en 1988, murió la hija de Cohle. Quizás por eso…

Cohle avanza de espaldas, flanqueado por dos cruces más -y ya van cuatro.

A la derecha, solo por un instante en imagen, la foto del matrimonio Fontenot cuando él todavía era un deportista de éxito -con el aspecto, en suma, que tenía siete años antes.

Hart: I was visiting Skip Hays. I’d played for USL.

Hart: Thing of beauty, sir,

Cohle queda colocado justo junto al marco de la segunda cruz: un crucifijo dorado que se encuentra exactamente a la altura de su rostro.

Hart: watching you throw.

Marie Fontenot: Danny, this man’s a detective

Hart: ahem.

Hart: I’m actually– Ahem. Sorry, uh,

Hart: we wanted to ask you about your niece, Marie.

Danny Fontenot: Hmm.


La pregunta de Cohle

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Marie Fontenot: “How much could You put on one family?” I ask the Lord.

How much could You put on one family? I ask the Lord –
¿Cuánto más puedes pedirle a una familia? Pregunto al Señor.

Es, literalmente, una pregunta -una invocación, una súplica- al Señor. Lo que manifiesta su importancia en el contraplano que desencadena:


En el contraplano, el Señor, en el crucifijo.

Y la intensa mirada de Cohle, que parece tener la misma angulación sobre los Fontenot que el propio crucifijo.

Marie Fontenot: We try to get by.

La mirada de Cohle es la de la espera exigente a que Hart realice la pregunta necesaria. Pero como éste -intimidado por el dolor familiar- no se decide a hacerla, él mismo toma la iniciativa.

¿De qué pregunta se trata?

De la pregunta mayor de la serie: la pregunta por el padre.

Cohle: Did you know Marie’s birth father?

Marie Fontenot: Len? Len Stroghes was her daddy.

Len Stroghes era su papá.

Pero entonces, ¿por qué la niña se llama Mary Fontenot y no Mary Stroghes? Se trata, no hay duda posible sobre ello, de un padre biológico, pero en ningún caso de uno simbólico. No ha dado su apellido a la hija, no ha habido matrimonio, la niña lleva el apellido de su madre, hermana de Danny Fontenot.

Danny Fontenot: Hmm.

Hart: We’re asking because, uh, we had heard that Marie

Hart: ran off with him and that… she wasn’t really missing.


La enfermedad de Danny Fontenot invade la escena hasta la asfixia: está en el plano y en el contraplano. En el segundo, a la derecha, su presencia tumbado en el sillón. En el primero, también a la derecha, su cama de enfermo.

Marie Fontenot: That’s what Debbie said.

Debbie es el nombre de la niña perdida, capturada por los indios, de The Searchers (John Ford, 1956). Aquí, en cambio, ese nombre es dado a la madre complice de lo que probablemente fue la venta de su hija.

En todo caso Cohle, como Ethan, busca salvar a esa niña.

Marty: Oh. Well, uh… anybody heard from Len? Anybody maybe knows where he’s at?



La primera visión de Cohle

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Hart: Uh, sorry. The last thing. Do you know where Debbie is now?

Marie Fontenot: She married

Marie Fontenot: another man.

Cohle, el recaudador de impuestos, como San Pablo, tiene una visión.

Como es lo propio de las visiones, primero ciega, por exceso de luz.

Como ven, el cineasta produce ese efecto por un fuerte contraste entre los dos planos consecutivos:

Y luego la visión le arrastra.

Marie Fontenot: Not the one she’s with when Marie…

Marie Fontenot: She was in Vegas, last we heard.


Marty: Marie must have

Marty: loved it here.

Las palabras de Marty -siempre atrapado por su primario sentimentalismo- chocan con lo desarreglado, sucio y desagradable del lugar.

Marie Fontenot: Yeah.

Conviene anotar, aunque esto no se hace explícito en la serie, pero sí en su guion, que la esposa de Danny Fontenot se llama también Marie.

Y como ella sí lleva el apellido de su esposo, Marie Fontenot. Igual que la niña desaparecida.

Marty: All this for her?

Marie Fontenot: Danny loved her so much.

¿Se dan cuenta del esfuerzo de bricolage simbólico fracasado cuyos vestigios encontramos en este hogar arrasado?

Danny Fontenot intentó ocupar el lugar vacante del padre de su sobrina, Mary Fontenot.

Marie Fontenot: We weren’t her legal guardians,but she played here all the time,

Marie Fontenot: more than her

Marie Fontenot: Mama’s.

Hart: I can see why. What is it Dan has,

Marty: if you don’t mind my asking?

Hart pregunta por el motivo del deterioro de Danny.

Marie Fontenot: All they ever told us was “a cerebral event.”

Un suceso cerebral.

¿Coincidió con la desaparición de la niña?

En cualquier caso, aparece derrumbado, incapaz de cuidar de sí mismo, el que quiso ocupar el lugar de su padre.

Y todo sugiere que otro suceso cerebral estaría a punto de suceder: Con Cohle, arrastrados por su intuición o su visión, nos acercamos hacia ese interior oscuro. Un recinto de madera totalmente invadido por la naturaleza salvaje.

Marie Fontenot: Series of strokes, like.

Un derrumbe total, desde el cerebro mismo.

>

Eso está ahí.

En la casa de juegos de Marie Fontenot.

Pero no lo vemos todavía.

¿Por qué?

Cohle: Marty?

Marty: Excuse me for one sec.

>

Cohle: Inside

Cohle: on the floor on the right.

Sólo ahora lo vemos.

¿Cuándo? Cuando lo ve Hart -no cuando lo ve Cohle.

El caso es que ha sido el punto de vista de Cohle el que nos ha conducido hasta aquí.

Pero solo nos ha sido dado ver el resultado de la pesquisa con la mirada de Hart. Es, una vez más, la estructura mayor del punto de vista narrativo y visual del film: vemos y sabemos con Hart, pero sabemos que, una y otra vez, seguimos la estela dejada por Cohle,

Marie Fontenot: I don’t know what that is.

Es una prueba, una evidencia, pero ¿de qué?

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7. El ramo de flores

Jesús González Requena
True Detective
Análisis de Textos Audiovisuales 2015/2016
sesiones del 11/04/2016
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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El interrogatorio de Hart

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Un objetivo enfoca automáticamente.

Comienza una grabación.

El efecto de este arranque es distanciarnos del personaje que va a ser nombrado a continuación: la cámara se interpone entre él y nuestra mirada.

Y es una cámara que graba: toma testimonio que perdura.

De modo que el hombre que se encuentra frente a ella puede estar fingiendo.

Papania: What’d you think,

Al menos es evidente que desconfía, que oculta algo.

Es igualmente evidente que nos encontramos ante un interrogatorio. Y, además, situados en él desde el punto de vista de los interrogadores. Pero, sobre todo, situados desde el punto de vista de la cámara que graba: pues este es un punto de vista subjetivo de la cámara, y solo semisubjetivo de los interrogadores que, como más tarde sabremos, se encuentran ubicados a uno y otro lado de ella.

No menos relevante, a este propósito, es la textura de la imagen, mal definida y con mucho grano, que separa nuestra mirada de la de los interrogadores.

Un último rasgo evidente: el gran angular de la cámara, posicionada en ligero contrapicado -probablemente encima de una mesa- distorsiona la imagen engrosando la barriga del personaje y disminuyendo las dimensiones de su cabeza.

Incluso las verticales del marco del acristalamiento que se encuentra tras él se visualizan ligeramente combadas.

Papania: you paired up with him?

Hay, desde el primer momento, un él ausente sobre el que versa el interrogatorio. Y es un él con el que el interrogado ha debido mantener una relación intensa, pues ha sido emparejado con él.

Hart: What’d I think?

Hart: Well, you don’t pick your parents, and you don’t pick your partner.You know, they used to call him The Tax Man for a while?

Debe ser un hombre extraño ese del que se habla, pues recibía el apodo de El cobrador de impuestos.

Alguien, por tanto, frío, distante, incluso potencialmente amenazante.

Hart: He’d come out of Texas, so nobody knew him.

Se enfatiza el hecho de que ese otro del que se habla es un desconocido, alguien del que nadie sabía, al menos en el periodo al que se retrotrae la narración.

Hart: Seemed a bit… raw-boned to me, edgy.

Hart: Took 3 months till we got him over to the house for dinner.

Tres meses después de ese emparejamiento tuvo lugar la cena de la que ya nos hemos ocupado. Pero también, y en ese mismo día, el tuvo lugar el descubrimiento de la escena del crimen.

Hart: Around our big 419. That’s what y’all want to hear about, right, Dora Lange, kids in the woods?

De modo que ambas escenas quedan,

desde aquí, ligadas.

Dos escenas totalmente diferentes, incluso opuestas… Pero entre las que no es imposible encontrar ciertos aspectos semejantes.

De hecho, ambas imágenes son susceptibles de ser partidas por la mitad -lo están composicionalmente, en un caso por el árbol, en el otro por la lámpara. Y, en ambos casos,

Hart se encuentra solo, en uno de los lados, mientras que, en el otro, se encuentran reunidos Cohle y Dora Lange en un caso y Cohle y Maggie Hart en otro.

De modo que en ambas escenas Hart se ve desplazado y obligado a ver desde fuera lo que sucede entre Cohle y una mujer.

Gilbough: Yeah, sure, but, uh, talk about Cohle. We heard some stories.

Papania: Kind of a strange guy, huh?

Marty: Strange. Uh– heh, heh, heh.


El ramo de flores – presentación de Cohle

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Marty: Yeah.

¿Cómo es el mundo de Cohle?

No hay duda: borroso.

Sobre él pone el foco la narración: la pronunciación de su nombre coincide con el enfoque de su figura.

Marty: Rust]

Marty: would pick a fight with the sky]

Se encuentra en escorzo, pero el plano no es semisubjetivo, sencillamente porque Rust no mira hacia allí y, si estuviera mirando, el desenfoque nos impediría compartir su mirada.

He dicho que el enfoque se localiza en él cuando se pronuncia su nombre, pero eso no es del todo exacto. De modo que retrocedamos. La pronunciación de su nombre coincide más exactamente

con el momento en el que el foco se localiza en el ramo de flores que se encuentra sobre la guantera:

Marty: Rust]

De modo que lo más íntimo de Rust está en ese ramo de flores. O dicho en otros términos: ese personaje que es llamado El recaudador de impuestos por sus colegas es sin embargo presentado en el film a través de la focalización de su sentimiento más íntimo.

Pues ese ramo de flores es, obviamente, el obsequio para una mujer, para una esposa y una madre. Pero para una esposa que no es la suya. Para una madre que no es la de su hija. Tal es la extrema delicadeza que se localiza en lo más íntimo de este personaje.

Por lo que es fácil imaginar que su aspecto de Tax Man es, antes que nada, una máscara destinada a proteger y velar esa íntima y vulnerable delicadeza.

Marty: would pick a fight with the sky]

Marty: if he didn’t like its shade of blue,]

Marty: but when we finally got him over to the house–]

El ramo de flores sigue protagonizando el plano cuando el personaje, cuyo rostro todavía no hemos logrado ver, desciende de su coche frente a la fachada de la casa de los Hart.

Por tanto: el ramo de flores frente a la casa.

Marty: this is when that case was hot–]

Y un andar tambaleante.

Y una cámara que se tambalea como el propio personaje.

Marty: poor bastard looked like he was on his way]

El modo en que lleva ese ramo de flores rumbo a esa casa y a esa puerta que debe atravesar -las palabras de Hart nos permiten entender que va a visitar por primera vez su casa, donde va a conocer a su esposa e hijas- traduce a la perfección su malestar. O, más exactamente, su angustia: es un ramo de flores para la esposa de su compañero; toda su torturada relación con lo femenino queda resumida ahí, en ese ramo de flores que lleva de la peor manera, colgando bocabajo de su brazo caído. Tal es el pánico que experimenta a las emociones que pueden llegar desencadenarse en él cuando atraviese el umbral de esa casa.

Marty: to the firing squad.]

Diríase que la casa fuera su pelotón de fusilamiento.

La cámara asciende verticalmente por la figura del personaje para mostrarle confrontado a una casa que se antoja gigante.

Y justo entonces, cuando le vemos frente a esa casa, frente a su puerta, oímos una voz que ya no es la de Hart, una de la que enseguida sabremos que es la de Cohle, diciendo:

Cohle: Dora Lange.]

Dora Lange.

De nuevo, pues, la superposición de los dos ámbitos: el de la escena del crimen, protagonizada por Dora Lange, y la del hogar familiar, protagonizada por Maggie Hart.

De nuevo, en suma, la contaminación de ambos espacios.

¿No entra en ese registro lo que les señalé el primer día sobre esa vaga semejanza entre el rostro de Maggie en los créditos y el de Dora en la morgue?

Y tras ello, por fin, el rostro del personaje, también él sometido al interrogatorio -pero muchos años más tarde.

Lo que deducimos: que este hombre está devastado por lo que entonces pasó y a lo que él mismo pone palabras:

Cohle: Yeah. Occult ritual murder.

Un oculto asesinato ritual.

El de Dora Lange, sin duda. Pero, ¿cómo se mezcla eso con Maggie Hart?

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6. Daddy!

Jesús González Requena
True Detective
Análisis de Textos Audiovisuales 2015/2016
sesiones del 04/04/2016 (2)
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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    Cuestiones de metodología: Cohle analista

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    ¿Se dan cuenta, por cierto, de que Cohle, en su análisis de la escena del crimen, sigue la misma metodología que nosotros?

    ¿Cuál? La del deletreo. Deletrea, minuciosa, detenidamente, los elementos de la escena.

    Como nosotros, procura hacerlo no solo con palabras, sino también, en la medida de lo posible, como imágenes. Y, así, reconstruye la escena dibujándola.

    Y, al mismo tiempo, debemos decir -pero esto también forma parte de nuestra metodología- acariciándola.

    Y por cierto que eso es lo que más turba e inquieta a Hart de la escena que contempla: ya no es solo la escena del crimen, sino el modo como Cohle la desdobla con su presencia: el modo en el que, con su lápiz, acaricia el cadáver que dibuja -todo lo contrario a la fría cámara que Hart interpone para protegerse del contacto que Cohle afronta.

    De modo que Hart resume a la perfección la defensa del espectador ante el analista: proyecta en él las propias emociones que no puede aceptar en sí mismo. Y es que, a fin de cuentas, el buen analista, como Cohle, explora la escena dejándose guiar por sus propias emociones y, por tanto, afrontado como propia la escena que aborda.

    No sé hasta qué punto se han dado cuenta del modo en que las palabras de Marty confirman todo lo que les digo:

    Marty: and he wasn’t big on talking]

    El no era un gran hablador

    Marty: except when you wanted him to shut up,]

    excepto cuando uno quería que se callara.

    Sabemos que eso se refiere a las palabras de Cohle siempre desazonantes para Hart, pues más de una vez le oímos a lo largo de la serie pedirle o exigirle que se calle.

    Pero eso, aquí, tiene, además, un sentido mucho más directo: hace alusión a lo que Cohle está diciendo con el dibujo que realiza. Lo que, a su vez, nos remite al modo como un cineasta dice con las imágenes que crea.

    Marty: but he was smart.]


    Daddy!

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    Pero retomemos el hilo del padre.

    Veamos la siguiente aparición de una de las palabras que le nombran. ¿Recuerdan cuando tiene lugar?

    Hart: Let me get up! Heh, heh!

    Maisie: Daddy!

    Hemos oído hablar a Hart, y sin duda entendemos que este Papi, pronunciado por la voz de una niña, se refiere a él.

    Pero se dan cuenta de que, a la vez, esa palabra resuena sobre Cohle, quien así comparece como un papi desdichado y desarbolado.

    Audrey: Heh, heh!

    Marty: You’re gonna meet him. I got to get the door.

    Y hasta qué punto la cosa es así. La voz de Hart lo dice: vais a conocerle, a él -al padre -pero en su calidad de padre devastado,

    borroso, escindido,

    quebrado, roto.

    Hart: Hey.

    >

    Poderoso contraste: Hart bañado por la cálida luz interior de la casa familiar, frente a Cohle, rodeado de la oscuridad exterior de la noche.

    Pero a la vez hay algo de anticipación aquí para Hart: llegado el momento, le tocará también a él hacer suya esa experiencia de desarraigo.

    Maisie: Santa Claus is coming!

    Es en ese sentido en el que podemos oír las palabras alegres de las niñas: ¡que viene Santa Claus!

    Y la mirada de Hart desciende desde el rostro de Cohle al ramo de flores que cuelga de su mano.

    Ya saben ustedes: no se llevan así los ramos de flores destinados a ser obsequiados a la señora de la casa.

    Es evidente: Cohle siente pánico a las emociones que se pueden desencadenar en él a la hora de aproximarse a una familia feliz.

    Y el cineasta subraya melodramáticamente la situación haciendo oir en la banda sonora las alegres risas de las niñas.

    Audrey: Aah! Jump!

    Maisie: Ha, ha, ha!

    Y fotografiando luego su desconcierto ante la figura devastada de Cohle.

    Audrey mira a Cohle con una combinación de burla y de distancia, mientras que Maisie se siente impactada, mitad asustada, mitad compadecida.


    Mientras que Cohle aparta su mirada avergonzado.

    Esto es algo que una hija no debería tener que ver, parece pensar o más bien sentir -y también: mi hija tendría ahora esa edad.


    Niñas

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    ¿Y luego?

    Tate: Then that’s all we got on the Fontenot girl.

    Como ven, en el primer episodio se multiplican las niñas y todas tienen una edad semejante:

    la hija muerta de Cohle, para la que no disponemos de imagen,

    las hijas de Marty,

    esta Mary Fontenot,

    y la niña fantasma que Cohle ve en la calle.

    Sabemos hasta donde conduce eso -séptimo episodio:

    Así, la presencia de las niñas aquí supone la directa tematización del padre que debería protegerlas. Y ciertamente es así:

    Tate: There was nothing in there.

    Cohle: Says, “Possible report made in error.”

    Tate: Now, that was 5 years ago.

    Y hace también 5 años de la muerte de la hija de Cohle.

    Tate: Ted Childress was sheriff back then. He’s set up in Gulf Shores now, I think.

    Hart: Ten-year-old

    Hart: girl goes missing and that doesn’t go state-wide?

    Hart: Now, hold on now. My understanding, the little girl went off with her birth daddy.

    The birth daddy: el padre biológico. En un contexto en el que no hay lugar posible para un padre simbólico.

    Tate: Now, did you check her mom’s record? Possession, solicitation.

    Tate: I believe Ted knew the family, and the feeling

    Tate: was the little girl was better off with her daddy.

    El cineasta aleja la cámara.

    ¿Por qué?

    Podríamos decir que porque se dispone a cerrar la secuencia. Y eso es cierto, pero hay algo más.

    Tate: Mom seemed to agree; she filed a complaint, then never bothered with it again, took off with her boyfriend.

    Pues es este un plano cargado de elementos que connotan masculinidad: caza, uniformes, diplomas, medallas… Saturación de elementos masculinos, paternos, en torno a lo que se adivina como un fracaso radical por lo que se refiere a lo esencial de esa función.


    Cena familiar

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    Llegamos así a la última vez que la palabra padre es nombrada en el primer episodio.

    Maggie: Sorry it took so long.

    Cohle está totalmente confrontado a lo que parece ser una familia feliz…

    Por oposición a lo que veíamos en el plano anterior, éste está saturado por elementos femeninos: cocina, lámpara, papel pintado…

    Marty: Well, I tried to tell her you aren’t big on socializing.

    Maggie: I said that your life’s in this man’s hands, right? Of course you should meet the family.

    La lámpara que cuelga en la parte superior del plano, define el centro de la composición, que se expande, en la parte inferior, en las dos niñas sentadas de espaldas.

    Pero Cohle, contra lo previsible, no se encuentra en esa posición central, sino ligeramente desplazado hacia la izquierda, con lo que se anticipa desde el comienzo el principio de planificación que va a regir en lo que sigue. A un lado, a la izquierda, solo, Hart. Frente a él, Maggie y Cohle reunidos en una serie de contraplanos que comenzarán a dibujar una afinidad entre los dos personajes de la que Hart va a quedar progresivamente excluido.

    Hart: Well, not quite as dramatic as that, hon. I’ve never fired my gun.

    Marty declara lo que, de inmediato, su hija Audrey -la misma que se reía cuando veía ante su puerta a Cohle desarbolado- identifica como un déficit que le vacía de todo interés para ella. Y, con total desenvoltura, se dirige al invitado intuyendo que éste, en cambio, habrá de darle una respuesta positiva.

    Audrey: Have you fired your gun?

    Maggie: Audrey.

    Cohle: Yes.

    Maisie: You shot people?

    Maisie repite la pregunta, pero su acento es el opuesto al de su hermana. Ella se asombra de eso mismo que la otra, excitada, ha adivinado.

    Tal es la metáfora que encuadra la irrupción de Cohle en el hogar de los Hart. Un padre que no ha disparado nunca, y un invitado que sí lo ha hecho y que concentra la atención de todas las mujeres de la familia.

    Maggie: Maisie.

    Hart: Ahem.

    Audrey: Dad’s never shot anybody.

    La orden de silencio materna no evita que Audrey subraye nuevamente lo que percibe como el déficit de su padre.

    Cohle: Well, that’s good.

    Cohle: You don’t want to shoot people.

    Cohle dice lo que se cree obligado a decir.

    Audrey: But you have.

    Audrey está siempre explorando el límite. También ella se siente, como su madre, y como el propio Hart -aunque este no llegue a reconocérselo nunca a sí mismo-, fascinada por Cohle.

    Maggie: Marty

    Maggie: says you’re from Texas.

    Cohle: Yes, south Texas.

    Las niñas se comportan como si intuyeran el atractivo que Cohle tiene para Maggie. Todo parece indicar que la inexperiencia de Hart en el campo del disparo dibuja una metáfora a través de la que se dibuja cierta insatisfacción sexual de Maggie.

    Cohle: I grew up in Alaska.

    Cohle: Just been working here the last 10, 12 years.

    Crece rápidamente la incomodidad de Marty ante la presencia de Cohle. Y seguramente en su mente la atribuye al lamentable aspecto que presenta su compañero, pues su tendencia a ver de lo que le amenaza lo menos posible, le impide tomar conciencia del malestar que produce en él la insistente atención que su esposa dedica al invitado.

    Maggie: What kind of work?

    Cohle: Narcotics, mostly.

    Cohle: Um… was on the Robbery Squad in Houston until ’89.

    Hart: Ahem. Oh. Be right back.

    Cohle es ya, en la composición dinámica de la escena, la figura que separa a Hart de Maggie.

    Marty: Y’all keep eating.

    El provisional abandono de la escena de Hart es acusado por un suspiro de relajación de Maggie.

    Maggie: Do you like your job?

    Una suerte de pánico impide a Cohle mirar a los ojos a Maggie, a pesar de que ésta le dedica una y otra vez sus más amables sonrisas.

    Cohle: Not exactly,

    Cohle: but it’s worthwhile. I’m good at it.

    Maggie: You’re not married?

    Cohle: Once.

    Cohle: Uh, not anymore.

    Cohle: Did you do this while you were married?

    Mientras Hart prepara una coartada que le permita deshacerse de su enojoso invitado.

    Hart: Hey, Chris. Hey, thanks for the page. Yeah, well, he’ll appreciate it.

    Marty: Well– all right,then I appreciate it.

    >

    Maggie: Children?

    Cohle: One.

    Cohle: She passed.

    Cohle: Marriage didn’t last long after that.

    Maggie: Sorry.

    Por la vía del acelerado interrogatorio de Maggie -uno sin duda mucho más duro para el personaje que aquel otro al que le someterán los policías- son introducidos en batería los datos mayores de la biografía -y de la herida abierta- de Cohle que hemos ya reencontrado en la conversación final bajo las estrellas del último episodio: Alaska -y por tanto la sombra del padre-, la hija muerta y la esposa perdida. Una herida abierta, la suya, que cobra la forma de un fracaso completo en su tarea de padre.

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5. En la escena del crimen

Jesús González Requena
True Detective
Análisis de Textos Audiovisuales 2015/2016
sesiones del 14/03/2016 y del 04/04/2016 (1)
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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El árbol y la mujer

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Poderosa imagen también ésta.

Su principal vibración viene dada… ¿por…?

El contraste entre la áspera dureza de la corteza del árbol y la delicada, desnuda y frágil piel de la mujer.

Sus cabellos pelirrojos, intensamente presentes, obtienen en la zona de la nuca un brillo casi ardiente y se prolongan, en su color y su forma, como las ramas de maíz quemado del fondo.

Composicionalmente, ese árbol, aunque parece herirla con la aspereza de su corteza, a la vez parece acogerla dispuesto a abrazarla con sus raíces.

Esa ambivalencia está también, una vez más, en ella: está arrodillada, con las manos juntas en la posición del rezo. Pero a la vez su cornamenta parece desafiar al árbol, dado que posee la inclinación justa del alce dispuesto para la embestida.

El conjunto devuelve, en cualquier caso, la imaginería de un altar primitivo y bárbaro.


Jerarquías

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Se dan cuenta del cambio: ahora los dos hombres se encuentran a la misma distancia de la escena -y no olviden que, todavía, están fuera de ella: están, por tanto, en posición de espectadores.

Los dos se sienten, sin duda, impactados. Pero son del todo diferentes sus miradas y sus actitud faciales y corporales.

Marty esta capturado por lo que mira, a la vez que trata de mantenerse separado de ello: su mirada oscila entre la incredulidad -la imposibilidad total de comprender lo que ve- y la piedad. Su musculatura está toda ella tensa: la de su rostro como la de su cuerpo.

Cohle, en cambio, mira de frente, acepta: sabe que eso forma parte del mundo -toda su musculatura está relajada. Y, a la vez, toda su atención concentrada. De hecho, de inmediato, comienza a procesar los datos de la escena. Fíjense, a este propósito, en el ligero movimiento de cabeza y de mirada que sigue.


Hart se estremece, podría llorar. Cohle, en cambio, se dispone a actuar.

Y pide para ello autorización, dado que, como les decía, Hart es su superior jerárquico.

Así, Cohle toma la iniciativa adentrándose en la escena del crimen.

Se dan cuenta de que el guion pone énfasis tanto en esta posición jerárquica de Hart sobre Cohle en el escalafón policial, como en la parálisis emocional de Hart y en la decisión y seguridad de Cohle.

Y por esta vía se hace evidente de inmediato, desde el mismo momento en que Cohle atraviesa esa línea en la que se ha detenido Marty, una superioridad en el primero de otra índole que ya se mantendrá hasta el final mismo de la serie.

Marty: Go ahead.

El diálogo lo confirma: adelante es una autorización, pero también, a la vez, un reconocimiento de que Cohle tiene la energía suficiente para hacer frente a la escena del crimen de la que Hart carece.

Fíjense en como los planos siguientes visualizan la línea policial que Cohle atraviesa.


Además de Hart y el Sheriff está ese tercer policía del fondo para dibujar esa línea de la que les hablo.

Y claro está, Hart permanece paralizado viendo a su compañero aproximarse hacia allí -incluso visualizado más atrás de los dos policías uniformados que trazan la línea.

Hay raccord de mirada -de Hart- pero no plano semisubjetivo: no solo ni tanto por el movimiento de la cámara -Marty permanece quieto-, sino por la intensa diferencia de angulación.


Y hay también luego un acentuado salto de eje reforzado por el movimiento de cámara semicircular y la utilización del escorzo del tronco del árbol como un elemento que -al igual que el sheriff hace un instante- permite ocultar y así demorar la visualización del cadáver.

Todo ello permite sugerir que Cohle se adentra en un espacio misterioso y secreto.

Que sólo él se adentra en esa dirección -lo que se ve subrayado por los policías del fondo a los que veíamos caminar en dirección opuesta, dibujando de nuevo de otra manera la línea de ese cordón policial que Cohle -y solo él- ha atravesado.

Como si algo contaminante hubiera allí.

Y bien, de esa proximidad se deriva ya de inmediato esa superioridad de otra índole de la que les hablo y que la cámara enfatiza con ese movimiento semicircular que demora la mostración del cadáver que en principio se encuentra tras el árbol y así produce el efecto de que solo Cohle accede a un espacio especial y secreto.

Llega entonces el plano subjetivo de Cohle que ya comentamos el último día.

Y que podemos anotar así:

Cohle: cadáver

Tate: You ever see something like this?

Las voces del sheriff Tate y de Hart desde fuera de campo, en las que escuchamos su desconcierto ante lo que miran, sugieren la presencia de su punto de vista contemplando desde la distancia el conjunto visual que constituyen el cadáver y Cohle, bien próximos el uno del otro.

Marty: No, sir,

Marty: in 8 years of CID.


Una escena satánica

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Tate: Them symbols, they’s Satanic.

observen como la cámara enfatiza lo que las palabras de Tate acaban de nombrar:


Ciertamente es el aspecto más satánico del asunto el que ahora se impone.

Pero merece la pena que se detengan a deletrearlo: lo que, más allá del evidente aspecto sádico de la escena, le da ese componente específicamente satánico son los cuernos que se encuentran sobre la cabeza de la víctima, y que constituyen uno de los rasgos más típicos de la figuración de Satanás.

De nuevo esa ambivalencia sobre la que les vengo insistiendo todo el tiempo: el cadáver es a la vez cuerpo de la víctima y representación de Satanás, el máximo verdugo.

Se dan cuenta de que Fukunaga tiene buenos motivos para que, en el comienzo del plano, la cabeza cornamentada de la víctima oculte el rostro de Cohle: es sobre lo satánico de la disposición escénica sobre lo que se nos quiere llamar la atención en un primer momento.

Y por cierto que si el gran cuerno más próximo rodea totalmente la cabeza del protagonista -de manera que ambas curvas parecen dispuestas en paralelo- el otro, el más alejado, casi parece penetrar en su cabeza.

En un segundo momento, es la mirada de Cohle la que se impone

Tate: They had a “20/20” on it a few years back.

en lo que podríamos considerar un plano semisubjetivo inverso: le vemos mirar y vemos lo que mira.

Y no hay duda de que su mirada es opuesta tanto a la Hart como a la del sheriff Tate:

Hart y Tate no comprenden nada a la vez que, asustados, se mantienen a distancia.

Cohle, en cambio, sabe de eso.

No sabemos lo que sabe. Pero sabemos que, de ello, sabe. Es ese saber el que le concede esa posición de relevancia sobre Hart que estructura la serie en su conjunto. Y es también ese saber para nosotros inaccesible lo que impide en todo momento que accedamos a su punto de vista narrativo.

Ello, a su vez, determina la construcción escénica del punto de vista visual en el sentido del que les vengo hablándo hasta ahora:

Marty:

(Cohle: cadáver satánico)

Tate:

Si escribo esta vez cadáver satánico es para acusar en la fórmula esa ambivalencia nuclear que está también en el núcleo fuerte que estructura la serie.

Es esa ambivalencia la que turba a Marty y Tate a la vez que les hace no comprender nada; pero es también, de otra manera, la ambivalencia que impregna a Cohle, en la medida en que a la vez que combate ese criminal satanismo parece en cierto modo penetrado por él.

Cuando Cohle se levanta, es como si esos cuerpos desgarraran su cuerpo.

Hart: ID?

Tate: No, sir.

Hart: We’re gonna need more

Hart: for a grid search,

Hart: set up a perimeter wide as possible on those 3 roads,

Hart: post up, take license plates of anything that passes.

Hart: I-23.

Hart mira a Cohle,

Cohle mira al cadáver

Una mujer: Go ahead, I-23.

y luego levanta la mirada hacia el árbol, acusando sus grandes dimensiones,

Hart: We’re gonna need investigator assist on that

y retorna a mirar al cadáver.

Percibe, sin poder entenderla -pero la percibe- la relación entre ese gran árbol y el crimen que bajo él se ha manifestado. Eso es lo que acusa el movimiento de su cabeza -y de su mirada-, que se desplaza del árbol, al cadáver.

Pero, justo entonces, la cámara acusa la magnitud de ese árbol en la misma medida en que se aparta de las miradas de los personajes:

Hart: 419,

El árbol, grande y oscuro, les rodea a todos, constituyendo una primera vaga metáfora de esa siniestra red criminal que domina el universo del relato.

Marty: all you can spare for a canvass.

Una policía: Roger that, Detective.

Un policía: CID is taking over.

Hart: Okay.

Un policía: Get anybody who’s free up here.

Hart: Tell me what you see.

Dime lo que ves, dice Marty.

Lo que ya implícitamente sienta el hecho de que es Cohle el que ve lo que Marty no puede ver.

Cohle: Ligature marks

Por fin Hart se aproxima al cadáver, pero con precaución no exenta de miedo y manteniéndose siempre más lejos de él que Cohle.

Cohle: on her wrists, ankles, and knees.

Cohle: Multiple

Cohle: shallow stab wounds to the abdomen. Hemorrhaging

Cohle: around throat,

Cohle: lividity at the shoulders, thighs, and torso.

Cohle: She’d been on

Cohle: her back a while

Este no es un plano subjetivo de Marty, sólo semisubjetivo.

Pero es, en cambio, la rememoración del que ha sido el plano subjetivo de Cohle.

Cohle: before he moved her.



Ante el cadáver: el dibujo y la fotografía

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¿Qué otro plano, en el texto, replica a éste, estableciendo con él una relación que le da todo su sentido?

Sin duda el que sigue a éste -y que nos es presentado dos minutos más tarde:

Marty: Rust– now his Texas files were]

Hart: classified or redacted,]

Hart: and he wasn’t big on talking except when you wanted him to shut up,]

Se dan cuenta de la notable diferencia.

Pero lo interesante es que esa diferencia se articula sobre un eje común, pues se nos muestra dos maneras de interactuar con el cadáver de la víctima, más concretamente, dos maneras bien diferenciadas de apropiarse de su imagen.


Marty mira a Cohle -que mira a la víctima- y luego mira a la víctima,


pero sólo a través del objetivo de la cámara, de modo que la cámara no aparece aquí tan solo como un instrumento para capturar la imagen de la víctima, sino también, a la vez, como uno que interponer, de manera defensiva, frente a ella, frente al horror que su imagen contiene.

Por otra parte, la cámara aparece aquí como un mecanismo frío, mecánico e impersonal, por oposición al dibujo de Cohle:

Marty: Rust– now his Texas files were]

Un dibujo que viene precedido por una mirada directa, intensa, para nada defendida, podríamos decir incluso que franca, acentuada, por lo demás, por el lento travelling de aproximación sobre su rostro

Hart: classified or redacted, and he wasn’t big on talking]

Marty: except when you wanted him to shut up,]

Marty: but he was smart.]

Y, por supuesto, una vez más, la mirada próxima, íntima, de Cohle al cadáver se ve inscrita, enmarcada, por la mirada extrañada e interrogativa de Hart hacia él.

¿Se dan cuenta, dicho sea de paso, de que Hart, sin tener consciencia de ello, se sirve de Cohle para deshacerse en él de la angustia que el cadáver le produce?

No olviden que él está ahí adoptando la posición de espectador. Y ciertamente se comporta como un espectador que atribuye al otro -al personaje, al cineasta, al analista- aquellas de sus emociones que no está dispuesto a -que no es capaz de- reconocer en sí mismo.

Marty: I was all right, better than some, but, you know, I knew how to talk to people, and I was steady.]

Ven hasta qué punto se anota la angustia de la que les hablo: a Hart le falta oxígeno, necesita desabotonarse el cuello de la camisa.


Marty: Rust– now his Texas files were]

Hart: classified]

Saben que classified significa en cierto modo prohibido, dado que lo clasificado es aquello a lo que, por su contenido, solo pueden acceder unos pocos.

Por supuesto, el parlamento de Hart que ahora oímos hace referencia a los archivos de Cohle en Texas, pero eso no evita que la palabra que equivale a reservado, oculto, prohibido se haga sonar aquí, en el momento en el que la intimidad de Cohle con el cadáver llega más lejos.

Atiendan a la complejidad del montaje interno del plano que comienza primero centrando su atención en la espiral inscrita sobre la espalda del cadáver para descender luego hacia sus nalgas. El movimiento que va de la espiral al trasero -y saben, supongo, que el coito anal estuvo tradicionalmente asociado al satanismo- se repite dos veces: primero en el desplazamiento de la cámara en torno al cadáver, luego en el interior del dibujo que de él hace Cohle:


La espiral.

Marty: classified or redacted, and he wasn’t big on talking]

En el mismo instante en que el trasero de la víctima alcanza el centro de cuadro emerge el dibujo de Cohle

que a la vez dibuja y señala la espiral: de modo que la espiral y el ano del cadáver quedan conectados explícitamente.

Marty: except when you wanted him to shut up,]

Y doblemente, pues el lápiz de Cohle desciende de inmediato de lo uno a lo otro.

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4. El punto de vista

Jesús González Requena
True Detective
Análisis de Textos Audiovisuales 2015/2016
sesión del 07/03/2016
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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El punto de vista

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Hart: A lot of it had to do with how they manage authority.

Hart: There can be a burden in authority, in vigilance,]

Hart: like a father’s burden.]

Marty: It was too much for some men.]

Muchos hombres no soportan esa pesada carga del padre -de nuevo en el doble sentido de la expresión: no soportaban a Cohle, pesado como un padre, como no soportaban la carga que Cohle soportaba -la carga del padre.

Hart: A smart guy who’s steady is hard to find.]

Hart: I was all right, better than some,]

Hart: but, you know, I knew how to talk to people, and I was steady.]

Lo que les decía el pasado día sobre el punto de vista de Hart no responde a un hecho puntual.

Por el contrario, tanto el punto de vista narrativo como el visual se prolongan en lo que sigue de la escena: es el Hart del presente el que habla de aquel pasado y es su punto de vista visual el que se prolonga a través de una serie de raccords de mirada y de sucesivos planos semisubjetivos.

Hart mira a Cohle

Marty: Rust– now his Texas files were]

y, a su vez, Cohle mira al cadáver.

Marty: classified]

Lo que da una estructura que podemos formular así:

Marty: (Cohle: cadáver)

Si se detienen en ella, se darán cuenta de cómo el cineasta -pues este es un trabajo de cineasta, no de guionista- construye la relación diferenciada que cada uno de los personajes mantienen con el crimen y, a través de él, con su compañero.

Y por cierto que es ésta una estructura del punto de vista que se mantiene en todas las escenas desarrolladas al escenario del crimen -nada menos que cuatro largas escenas que imponen su tono a la primera mitad del primer episodio.

En ellas, vamos a comprobarlo a continuación, Cohle aparece siempre más cerca del cadáver que Hart y, muchas veces, como en la que ahora nos ocupa, conforma con el cadáver, para la mirada de Hart, un conjunto indisociable y enigmático.

De hecho lo están viendo ya ahora: si Hart se ha visto conmocionado por el crimen, se encuentra ahora inquietamente interrogado por la intensa, casi íntima relación que de inmediato establece Cohle con el cadáver de la víctima, como si compartieran un secreto al que él -Hart – no tuviera acceso.

Para confirmarlo, retrocedamos al momento de llegada al escenario del crimen.


La llegada a la escena del crimen

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Antes de que comiencen a movilizarse los puntos de vista de los personajes, la cámara -la enunciación- se anticipa: declara, por decirlo así, su presencia a través de este plano aéreo tan alejado de los personajes.

A posteriori identificaremos esa masa de polvo que crece velozmente como la levantada por el coche de los personajes, pero no todavía, pues ni vemos el coche ni oímos su motor. Por eso, la sugerencia que se impone en un primer momento es la de que una fuerza fantasmal parece desplazarse por ese camino tan acentuadamente rectilíneo.

Hay, también, por ello mismo, la sugerencia de un destino inexorable en lo desnudo y geométrico del plano y, sobre todo, en lo rectilíneo de ese camino.

Les decía, por lo demás, que el cineasta se anticipa: ha localizado ya para nuestra mirada el árbol del crimen.

Pues ha visto el rectángulo sembrado que ha ardido durante la noche: dos árboles se recortan sobre él ubicados en el centro superior del plano.

¿Reconocen ese tono rojizo? Es exactamente éste:

-ha recibido, entonces, el color del cabello de la víctima.

El fuego del infierno, los cuernos de Satanás…

Y esa anticipación vuelve a manifestarse en el plano que sigue:

Ellos no lo saben, no pueden verlo todavía, pero el árbol está ya ahí aguardándoles.


¿Quién creen que va a verlo el primero?


Sin duda Cohle, pues la mirada de Hart es mucho más corta, tienen mucho menos recorrido:


De hecho, cuando se gira lo hace para mirar al policía que se le aproxima, mientras Cohle mantiene su mirada fija en el árbol.

Hart: Hart and Cohle, State CID.

Hart: Who found]

Hart: her?

Notable plano, ¿no les parece? A la izquierda, las torres del tendido eléctrico y los campos de maíz verdes, a la derecha, el árbol atávico y el campo de maíz arrasado por el fuego del que todavía quedan restos humeantes.

Un policía: Farmer and his son. This spread wasn’t scheduled for a burn.

Se dan cuenta de que es Cohle quien está situado a la derecha, es decir, del lado del árbol y del campo quemado.

Hart: Let’s keep them here, and let’s tape off this road, and give me your log.



Si Hart entra primero en la zona acotada por el cinturón policial es porque está al mando del equipo de dos que forma con Cohle.

Y el cineasta aprovecha el momento para obligarnos a centrar la mirada en cómo acusa la imagen de la escena del crimen que nosotros no vemos todavía.


Su cabeza permanece ligeramente inclinada.

Todos los músculos de su rostro se tensan, sus cejas se contraen como defendiéndose de lo que está viendo.

Y justo entonces Fukunaga da entrada, en segundo plano, a Cohle, cuya mirada es del todo diferente.

Ningún músculo de su rostro se ha tensado, su frente está alta: él sabe de la índole de lo que ve y por eso se encuentra muy lejos de experimentar la sorpresa cruel que amedrenta a Hart.

Un hombre: You take the log.

Un policía: Yes, sir.

Un policía: Make sure you get everything down.


El cineasta quiere todavía demorar nuestra contemplación de la escena del crimen.

Sólo por un instante nos muestra en el lateral izquierdo el cuerpo desnudo de la víctima, pero desenfocado, ocultando todavía su cabeza y su cornamenta.

El centro del plano está ocupado por el sheriff, que va a ser utilizado como pantalla destinada a ocultar primero todavía más el cadáver y para conducir luego nuestra mirada hacia él.

¿Qué hay entre medias, por el camino?

El contraste entre la dureza del personaje -de su corpachón, también de su duro rostro -mentón, boca, mirada- con la turbación que late en sus ojos, un puntito vidriosos, que depositan una pregunta muda en Hart -pues estamos ante un plano semisubjetivo de éste.

Como les decía, su giro conduce nuestra mirada hacia la escena del crimen, tiñéndola de la turbación que acabo de señalarles.

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