Jesús González Requena
Edipo III. La tarea del hijo
Seminario Psicoanálisis y Análisis Textual 2016/2017
sesión del 16/12/2016 (1)
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2021
- La carta y su público
- Scar y Ethan
- Comercio y mujeres
- El comercio de mujeres y su sistema
- La compra de Look
- Look
La carta y su público
•Laurie: “Dear Miss Laury–”
•Laurie: Spelled it with a Y instead of an l-E. You’d think he’d know better.
•Jorgensen: Oh, spelling, please.
•Jorgensen: What’s the difference? Read the letter.
Ahora ya el encuadre de Laurie es muy semejante al que fuera el de Martin cuando estuvo sentado en ese mismo banco.
El imaginaba lo que le aguardaba en su viaje con Ethan. Ella ahora, en cambio, lee lo que en ese viaje ha sucedido.
Él se disponía a hacer, ella se dispone a saber lo que él ha hecho.
•Laurie: “Dear Miss Laury, l take pencil in hand to let you know…
•Laurie: Ethan and me still are trying to catch up with them Comanches…
•Laurie: the late Mr. Futterman told us about.”
•Laurie: The late
El lugar de la ira alarmada de Martin ante la violencia de Ethan es ahora el lugar de la pregunta de Laurie sobre la muerte de Futterman, que ha sido obra de esa violencia.
•Laurie: Mr. Futterman.
•Jorgensen: That means Mr. Futterman is dead,
Mr. Jorgensen está feliz de recibir una carta. Se interesa por lo que contiene de información sobre el viaje de sus amigos y los sucesos que en él tienen lugar.
•Jorgensen: by golly.
Charly, cuando nadie le mira, deja ver una mirada depredadora que tiene a Laurie por objeto y que habitualmente queda oculta tras su máscara de alegre muchachote rural.
•Mrs. Jorgensen: Oh, the poor man. Go ahead, Laurie.
Por su parte, la señora Jorgensen, al fin madre de Laurie, está seriamente preocupada por su hija, pues sabe la importancia que esa carta que tan mal comienza tiene para ella.
•Jorgensen: Yeah.
Como ven, el frente que escucha está finamente dibujado en la singularidad de cada uno de sus componentes.
•Laurie: “We cut north through lndian territory and did not have no trouble…
•Laurie: …finding Kiowas and Wichitas…
Jorgensen manifiesta su asombro en una mirada dirigida a Charly: esa carta es, por decirlo así, una película de vaqueros para él.
No vemos el rostro de Charly, pero lo adivinamos.
Le trae al fresco esa película, pues la que él está viendo ahora es una película erótica.
•Laurie: …and even some Comanches…
Scar y Ethan
•Laurie: …camped by one of the agencies.
•Laurie: But none of them was Nawyeckys…
•Laurie: …nor claimed to know a war chief called Scar.”
Scar.
Y de nuevo:
•Laurie: Scar.
Scar es nombrado ahora en el mismo lugar y en la misma posición donde antes fue nombrado Ethan:
•Martin: That’s what l’m afraid of, Laurie. Him finding her. Oh, l’ve seen his eyes at the very word “Comanche.”
•Martin: l’ve seen him take his knife and…
•Martin: Never mind. He’s a man that can go crazy wild…
•Martin: …and l intend to be there to stop him in case he does.
•Laurie: “He’s the one the late Mr. Futterman said had Debbie.
•Laurie: At one
Comercio y mujeres
Arranca así el primero de los tres flashbacks por los que muchos meses de búsqueda son resumidos en la carta que Laurie lee.
Con ello, se ancla, como ya señaláramos en su momento, el punto de vista narrativo en Martin.
Pero no menos relevante es el hecho de que la receptora de esa carta sea Laurie, dado que en el contenido de la misma se despliega todo un extenso ámbito de experiencias extremas de lo femenino que comienzan con Look
y prosiguen
con las mujeres raptadas por los indios,
desde la de más edad,
a las más jóvenes.
Look está ahí, en el centro, desde el principio, con su vestido intensamente rojo.
Es claro que está en el centro, porque es el objeto de comercio que está teniendo lugar.
•Laurie: At one of the agencies, we outfitted…
•Laurie:…with all kind and manner
Tiene una manta roja en su regazo que en principio podría parecer su falda, dado que su color es el mismo que la camisa que viste.
•Laurie:of trade goods…
•Laurie:…figuring that’d make it easier for us to come
Es una manta india,
solo que ahora intensamente roja.
Aunque Martin mira al jefe indio, es hacia Look hacia quien apunta la línea descendente de las rocas del fondo.
Y es que ella comparece como uno más de esos bienes de comercio -lo han oído: trade goods-,
•Laurie:of trade goods…
es decir, como uno de esos bienes de intercambio puestos en juego en la escena.
Pero decirlo así confunde la densidad antropológica del asunto: pues la mujer es, en esos casos, el bien de intercambio privilegiado.
Y se dan cuenta, porque se lo he advertido ya en varias ocasiones, que el de Look es el tercero de los actos de comercio de mujeres presentes en el film, siendo el primero el que afectaba a Laurie,
el segundo el que tenía por objeto a Debbie,
y el tercero éste
protagonizado por Look.
El comercio de mujeres y su sistema
Y bueno, siendo tres, uno tiene la tentación de establecer su sistema.
Como ven, dispongo las imágenes, no por orden cronológico, sino de acuerdo a lo que invitan sus contenidos.
En las dos primeras imágenes no solo están presentes las mujeres, sino que entre ellas y Martin median telas intensamente rojas.
Abajo, en cambio, Debbie no está presente, sino tan solo su vestido, del que ya dijimos que que tenía puntos rojos sobre fondo blanco.
En las dos primeras, igualmente, están presentes los padres de las mujeres objeto de intercambio.
Y en ambos casos se trata de intercambios reglados de acuerdo con las tradiciones simbólicas de las respectivas comunidades, por oposición a la tercera, que presenta un intercambio crudo, violento, fuera de toda regla comunitaria.
O más exactamente, en el terreno incierto, fronterizo, que se abre entre dos comunidades dotadas de sus propios sistemas simbólicos, pero absolutamente incomunicadas entre sí.
Y quizás por eso mismo, sea solo en éste donde se haga presente y visible el dinero.
Observan, por cierto, como las miradas de los tres hombres se fijan en ese dinero tintineante sobre el plato, conscientes todos ellos, sea con avidez -Futtermann-, con tristeza -Martin- o con desprecio -Ethan- de que ello degrada profundamente al objeto de intercambio.
No es difícil identificar el motivo de fondo: el dinero es el mediador universal del intercambio y es por ello algo absolutamente abstracto.
Siendo puro valor de cambio, carece en sí mismo de valor de uso. Los otros objetos que se intercambian por las mujeres, en cambio, sean caballos, tierras o sombreros, son objetos concretos, dotados de valor de uso y, por tanto, de biografía.
En un nivel conceptual más abstracto, podemos decirlo también así: siendo intercambiable por cualquier bien, el dinero no es un bien, sino el mediador universal de los bienes intercambiables, su abstracción matemática.
Es, por eso, un signo sin significado -aunque sería más exacto decir: sin sentido-, un signo vacío, en suma.
Un signo, por eso, que, a diferencia de los otros signos, no puede realizarse como palabra -y es por eso por lo que es impermeable al sentido.
Y por ser un signo vacío, vacía de identidad a la mujer que es intercambiada por él.
Ese es, por cierto, el drama de la prostitución, que por lo demás constituye, como recordarán, algo que fue aludido en la parte final de aquella escena.
Pues el drama de la prostitución no reside en el hecho de que la mujer sea objeto de intercambio, sino en que en ella sea intercambiada por dinero, pues esto la vacía de identidad, la hace intercambiable e indiferenciable de cualquier otra prostituta.
Ese es el motivo de fondo de que en español no haya insulto mayor que el de hijo de puta: pues lo que la expresión hijo de puta nombra es a un hijo de cualquiera -en el límite: un hijo de la casualidad, alguien no precedido por un relato que le aguarde.
Si retornamos a las dos imágenes de arriba, queda todavía por anotar una diferencia: En la segunda falta un personaje presente en la primera.
Se trata, evidentemente, de Ethan, de modo que es Martin quien protagoniza en primera persona un intercambio simbólico cuyas reglas desconoce.
Y, por lo demás, no es el suyo un comercio limpio, sino más bien una tapadera para otros fines, sin duda nobles, pero no confesados.
De ahí la lamentable confusión que va a producirse.
Pero si es lamentable el resultado de ese intercambio, el otro, el primero, se ve igualmente conducido a embarrancar, pues Martin no puede tomar mujer antes de haber cumplido con la otra mujer a la que debe salvaguardar.
Es el reverso estricto de la conducta previsible de los indios de la que en seguida hablará Ethan a Martin:
•Martin: Oh, no. Ethan, you tell her to get on back there.
•Ethan: What? And have her whole family after our scalps…
•Ethan: …for flaunting one of their womenfolk? No, sir.
Un común código de honor reclama vengar a la mujer despreciada, tanto como rescatar a la mujer robada: si a los indios les tocaría hacer lo primero, a Martin le toca hacer lo segundo, pues en caso contrario no podría ser considerado digno de tomar, para sí, mujer.
Como ven, en los dos casos de arriba, ese que es el objeto más valioso, no lo es solo de intercambio y posesión, sino también de respeto y protección; en ello se pone en juego la dignidad misma del varón ante la comunidad a la que pertenece.
Pero ese es también el motivo de que en caso de guerra, cuando de lo que se trata es de someter a la comunidad enemiga -y no olviden que ese es el fondo histórico en el que se inscriben los acontecimientos del film- la vía más directa de agresión y humillación sea el robo y la violación de las mujeres de la comunidad enemiga.
Volvamos al sistema que el film dibuja: tenemos, en los dos primeros casos, dos intercambios encuadrados en los sistemas simbólicos de sus respectivas culturas.
Abajo, en cambio, nos encontramos con uno no simbólico, sino prostituido, producto de la impermeabilidad y el choque entre esas dos culturas y producido en el espacio vacío que se extiende entre ellas en el lugar de su choque.
Tal es el drama histórico que el film aborda -y, debemos añadir, que trata de suturar.
Y una nota a pie de página. Si les sorprende que hable ahora de los indios como una cultura dotada de su orden simbólico después de estar durante tanto tiempo hablándoles de que funcionaban, en el film, como la localización de lo real, no deben ver en ello una contradicción, si recuerdan algo que suscitamos en su momento: que cuando dos culturas no encuentran punto alguno de encuentro simbólico y colisionan entre sí, cada una de ellas se convierte, para la otra, en lo real.
Y por cierto que este asunto es el que, en lo que sigue, va a cobrar protagonismo en el film.
De hecho, eso ha comenzado ya en el juego de equivalencias en espejo entre Laurie y Look que van a protagonizar la sesión de hoy.
La compra de Look
•Laurie:…figuring that’d make it easier for us to come
•Laurie:and go.
Look está en el centro de la escena.
Mira a Martin,
mira la manta
y mira a su padre.
Es pues espectadora del intercambio que está teniendo lugar y del que ella misma es objeto.
Y si mira la manta, es porque está en manos de él, y por eso lo que mira es eso de él que ella espera en la medida en que él se convierta en el dueño de esa manta que es ella misma.
No hay duda: Look comparece en el intercambio en calidad de objeto interesado y entusiasmado.
Es pues su punto de vista el que preside la escena y liga el resto de las imágenes.
•Laurie: You’d laugh if l told
•Laurie: you what was our
Con qué tristeza recibe de vuelta su manta Look, sin mirarla ni un solo momento.
•Laurie: biggest seller.”
First award Lard Type Hog.
Primer premio. Manteca de cerdo.
Sin duda, este es uno más entre los innumerables efectos cómicos de la incomprensión entre dos culturas diferentes que carecen de un lenguaje común.
Pero más allá de eso, es obligado anotar la semejanza puesta en juego: a los indios les gustan los emblemas de los premios a los cerdos y su grasa.
y Look es gordita como un cerdito.
Pero ya saben que ella,
india, está destinada a inscribir en el film la otra cara, oscura, de la mujer, ya no como gestalt de deseo, sino como carne, cuerpo real.
El caso es que no es tonto el padre de Look: prefiere un sombrero de señor.
Look, con todo el candor de su deseo, se abalanza hacia un sombrero que quiere sea para ella.
Y, con él puesto, ignorando que en el mundo de Martin es un atuendo masculino, ofrece a este su más amorosa sonrisa.
El acuerdo se produce.
Y Look corre entusiasmada.
La irrupción de Ethan cambia totalmente el tono del espacio.
Lo oscurece y tensiona.
Los indios le vigilan inquietos, mientras sus mujeres se alejan apresuradamente.
Se deshace el espacio del comercio.
•Ethan: Let’s go. l think l stumbled onto something.
•Martin: Scar? You found him?
•Ethan: When are you gonna learn to keep your big mouth shut?
•Ethan: Get your horse. Let’s get out of here.
•Martin: l just bought me a good blanket–
Martin está contento con la manta que ha adquirido.
•Ethan: Forget it. Move!
Look
•Ethan: What l heard
•Ethan: back there was that a band of hostile Comanche…
•Ethan: …came through less than a week ago.
•Ethan: l asked if there was a white girl with them.
•Ethan: They got sullen and suspicious.
•Martin: Do you–? Think it might have been–?
•Ethan: l don’t know.
Todavía la música introduce un tono de comedia a la escena presente.
Pero ello no debe hacernos olvidar la curiosa simetría existente entre lo que esta imagen presenta y las palabras inmediatamente anteriores de Ethan.
¿Pues acaso ellos no son una banda hostil de blancos llevando consigo a una muchacha india?
•Ethan: What’s she following us for?
Look está feliz, se siente atractiva, ¿acaso no ha sido adquirida? El ha pagado por ella, de modo que ella es valiosa.
Ella se siente así: valiosa.
•Martin: Oh, you– You go on back now. Go on.
•Martin: Oh, look, l changed my mind. You can keep your blanket.
Pero sucede que la manta es inseparable de ella.
Y, por lo demás, ella no entiende nada.
Y la comedia empieza, todavía muy suavemente, a escorar hacia el melodrama, dibujando poco a poco a Look como la víctima más ingenua y pura del film.
•Martin: Oh, look, you don’t understand. l don’t want it!
Oh, mira, no lo comprendes. No la quiero.
Pero es evidente que es Martin quien no comprende nada.
•Ethan: You don’t understand, you chunk head.
•Ethan: You didn’t buy any blanket.
No has comprado una manta.
•Ethan: You bought her.
La has comprado a ella.
•Ethan: You got yourself a wife, sonny.
Tienes una esposa, hijo.
•Martin: Oh, no. Ethan, you tell her to get on back there.
•Ethan: What? And have her whole family after our scalps…
•Ethan: …for flaunting one of their womenfolk? No, sir.
•Ethan: Come on, Mrs. Pawley.
•Ethan: Come on, Mrs. Pawley. Join our merry crew.
•Martin: “Mrs. Pawley”?
•Martin: Oh, no.