7. La sombra de la sospecha y la tercera visión

 

 

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No quieras saber todavía

 


•Williams: Now, Jeffrey, you found something which is very interesting to us…


•Williams: Very interesting. I know you must be curious to know more.

 

Es notable el modo en el que se abre la escena de la conversación entre Jeffrey y el detective Williams: presentando a Sandy, la hija de Williams, quien sin embargo no está en la escena.

 

Ahora bien, ¿hasta qué punto no está en ella? Pues, en cierto modo, está a pesar de todo: tanto en la foto como en espacio fuera de campo, como sabremos más tarde:

 


•Sandy: I hear things.


•Jeffrey: Yeah?


•Sandy: My room is above my father’s office so…


•Jeffrey: Above youh fatheh’s office?

•Sandy: So l heard a few things about the ear.

 

Por más que, ciertamente, no lo sepamos todavía.

 


•Williams: Very interesting. I know you must be curious to know more.

 

De modo que ella está ya aquí, en la habitación de arriba del despacho del padre, escuchando -el oído es un órgano extraordinariamente sensible en el mundo lynchiano.

 


•Williams: But I have to ask you not only not to tell anybody about your find, but also not to ask more about the case.

 

Pero, por lo que se refiere a la pregunta de Jeffrey, ninguna respuesta.

 

Todo lo contrario: una orden, sin duda, pero una de contenido netamente negativo; una prohibición que podríamos traducir así: no hay respuesta para ti; calla, no quieras saber. No, al menos, todavía.

 


•Williams: One day when it’s all sewed up, I’ll let you know all the details.


•Williams: Right now, though, I can’t.

 

Pero ello no excluye una línea posible de identificación:

 


•Jeffrey: I understand. I’m just real curious, like you said.


•Williams: I was the same way myself when I was your age.


•Williams: That’s what got me into this business.

 

Yo fui como tú eres ahora, tu podrás llegar a ser como yo soy ahora.

 

Pero una sombra oscura amenaza ese trayecto:

 


•Jeffrey: Must be great.


•Williams: It’s horrible, too.

 

¿Hasta dónde alcanza? ¿Cuál es la índole del saber oscuro que el detective posee? ¿Hasta qué punto está contaminado por eso horrible de lo que sabe? La sugerencia de fondo es: quizás fuera mejor para ti no saber.

 

Pero es un hecho que eso intensifica aún más el deseo de saber de Jeffrey.

 


•Williams: I’m sorry , Jeffrey. That’s the way it has to be.


•Williams: Anyway, I know you do undehstand.


•Jeffrey: Sure.


 

 

 

 

 


La sombra de sospecha que se extiende sobre Williams

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No menos notable es el cambio entre estas dos imágenes de un mismo plano:

 



 

Si en la primera, en el que ambos se miran, parecen encontrarse y acordar, en la segunda, en el que ya no se encuentran sus miradas, todo parece sugerir que Jeffrey no acepta la orden, y que el detective está preocupado porque ello pueda ser así.

 

Vean la breve escena que sigue de la despedida de Jeffrey y de su salida de la casa, y díganme que elementos de la puesta en escena trabajan en este sentido.

 



•Jeffrey: Thanks for the card for Dad.


•Mrs. Williams: You’re welcome. Nice to meet you, Jeffrey.

•Jeffrey: You, too.



•Jeffrey: Say hello to Sandy for me.


•Williams: We will.


 

Antes de nada, reparen en que se trata de una escena aparentemente insignificante y de muy escaso contenido narrativo, que podría haber sido omitida sin mayor perjuicio para el desarrollo de la narración.

 

En ningún lugar como en estas escenas secundarias puede medirse más rápidamente el talento de un cineasta.

 

Y por eso este un buen lugar para retomar eso de lo que les hablaba el último día en el debate a propósito de las escenas que Ian Hunter escribió para Los pájaros y que Alfred Hitchcock rechazó diciéndole que carecían de contenido dramático.

 

Pues bien, ¿dónde está el contenido dramático de esta escena? Veámoslo.

 

Esta es en principio una casa más amable, menos oscura y sobrecargada que la de Jeffrey.

 


•Mrs. Williams: You’re welcome. Nice to meet you, Jeffrey.

 

Y, en consonancia con ello, la madre que en ella vive es mucho más amable y sonriente que la de Jeffrey.

 


•Jeffrey: You, too.

 

Pero el padre…

 

El perfil suministra bien poca información del rostro. Pero este perfil es acentuadamente duro.

 

Y la pistola del padre, casi invisible en la escena anterior, ha cobrado en ésta, desde el primer momento, una abultada presencia.

 

Me reconocerán que es poco usual que el policía lleve su pesada pistola en sus horas de asueto en el interior de su propia casa. Salvo, ciertamente, que pretenda ofrecer una imagen intimidatoria a su visitante.

 

La otra decisión notable consiste en que, mientras ambos atraviesan la sala, se mantiene al policía en segundo término,

 


 

siguiendo a Jeffrey atentamente, vigilándole de manera casi acechante. Diríase que precavido ante a él.

 



•Jeffrey: Say hello to Sandy for me.


•Williams: We will.


 

Y al mismo diapasón obedece el hecho de que la escena no concluya con la salida de Jeffrey, sino que se demore para mostrar al policía observándole, manteniéndose siempre su pistola bien visible.

 

Así, el film extiende una sombra de sospecha sobre él que se prolongará casi hasta el final del film.

 

 

 

 


La tercera visión de Jeffrey

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Jeffrey sale de la casa de los Williams.

 

El plano está acentuadamente descentrado, para introducir la masa arbórea de la derecha.

 

En una escena posterior tendremos la ocasión de ver la casa de día:

 


 

No nos dará entonces la impresión de que fuera tan frondoso el árbol como nos lo parece ahora.

 



•Sandy: Are you the one that found the ear?


 

¿Eres tú el que encontró la oreja? Es decir: Jeffrey es el que encontró la oreja.

 

Y su oreja, la de Jeffrey, especialmente iluminada, ocupa ahora el centro del plano.

 

Lo que sigue es la tercera visión de Jeffrey:

 

 

Eso sí, la primera no siniestra.

 

Pero, evidentemente, conectada con las otras por formar parte de una misma serie:

 


 

Primera,

 


 

segunda

 


 

y tercera.

 

En la noche más oscura, una mezcla de música y viento.

 

Música que recuerda a la de los créditos del comienzo y viento que mueve unas ramas de manera semejante a como se movía la tela-telón de terciopelo de ese comienzo.

 

De la oscuridad emerge un cuerpo femenino

 


 

Y luego su rostro, cada vez más acentuadamente recortado sobre la oscuridad del fondo.

 


 

Es decir: de ese fondo tan oscuro, negro que ha irrumpido en el mundo de Jeffrey, emerge lentamente una figura resplandeciente.

 

Una imago, pues, para el deseo, que viene a eclipsar con su radiante presencia el fondo oscuro del que procede.

 

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