9. El Séptimo Cielo

 

 


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Sobre el Mal y el Bien

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¿Es excesiva la apelación a esas referencias religiosas que les proponía el otro día? Ante preguntas como éstas, debe ser el texto analizado el que responda.

 

Y así, como les anuncié que les iba a mostrar en lo que sigue, podemos probar que no: que es el texto mismo el que las concita primero y las confirma después.

 

De hecho, en una escena posterior, la referencia religiosa se hará explícita cuando una iglesia sea escogida como fondo sobre el que Sandy cuente su sueño de la llegada de los petirrojos.

 

Véanla y, mientras la ven, procuren pensar su estructura.

 





•Sandy: Well?


•Sandy: Aren’t you gonna tell me about it?


•Jeffrey: OK.




•Jeffrey: It’s a strange world, Sandy.



•Jeffrey: Dorothy Vallens is married, to a man named Don. They have a son. I think the son and the husband have been kidnapped by a man named Frank.


•Jeffrey: Frank has done this to force Dorothy to do things for him.


•Jeffrey: I think she wants to die.


•Jeffrey: I think Frank cut the ear I found off her


•Jeffrey: husband as a warning for her to stay alive.



•Jeffrey: Frank is, uh… a very dangerous man.


•Sandy: (whispers) My God. Shouldn’t you tell my father?


•Jeffrey: – No. I can’t do that.


•Jeffrey: I can’t prove any of this. I found out my information illegally. You could get into a Iot of trouble.


•Sandy: You saw all that in one night?



•Sandy: It is a strange world.




•Jeffrey: Why are there people Iike Frank? Why is there so much trouble in this world?


•Sandy: I don’t know.



•Sandy: I had a dream.



•Sandy: In fact, it was the night i met you.



•Sandy: In the dream, there was our world,


•Sandy: and the world was dark because there weren’t any robins.


•Sandy: And de robins represend love. And for the longest time there was just this darkness.


•Sandy: And all of sudden


•Sandy: thousands of robins were set free. And they flew down and brouht this blinding light of love.


•Sandy: And it seemed like that love would be the only thing that would make any difference,


•Sandy: and it did.



•Sandy: So I guess it means there is trouble till the robins come.


•Sandy: You’re a neat girl.


•Sandy: So are you.


•Sandy: I mean…


•Sandy: you’re a neat guy.





•Sandy: I guess we better go.


•Jeffrey: Yeah. I guess so.

•(Sandy starts engine)



 

Musica de organo

 


 

La escena está enmarcada por la presencia,

 


 

tanto en su comienzo

 


 

como en su final por este plano general que hace tan patente la presencia de la iglesia al fondo, cuyos vitrales se imponen a nuestra mirada por la calidez de su luz y color.

 

Una calidez, por cierto, que alcanza a Sandy, aunque no a Jeffrey.

 

Este plano general encuadra, por tanto, el diálogo entre Jeffrey y Sandy.

 


 

Y vean como las vidrieras, por más que desenfocadas, rodean el rostro de Sandy.

 

Y por cierto que es este un diálogo singular, pues se compone de dos monólogos sucesivos: el de Jeffrey primero y el de Sandy después.

 

El primero consiste en una notable descripción de la estructura que subyace a la escena que vivió la noche anterior y que conduce a una interrogación por la presencia del mal en el mundo.

 

El segundo, en cambio, es el de Sandy contando su sueño, protagonizado por la llegada de la luz del amor que viene a poner fin a la oscuridad del mundo.

 

Otro día deberemos analizar más detenidamente este diálogo, pero por ahora podemos conformarnos con reconocer que versa sobre el Mal y el Bien.

 

Como ven, hasta ahí alcanza todo lo cifrado por el número siete: los siete pecados capitales y las siete virtudes o los siete cielos.

 

Y entre lo uno y lo otro, el séptimo mandamiento presbiteriano: la prohibición del adulterio, que cobra la forma del acceso a la mujer prohibida.

 

 

 


La otra iglesia

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Y que eso es así, que atraviesa tan profundamente el film, es algo que puede probarse constatando que ésta no es la única iglesia que aparece en él.

 

Hay otra.

 

¿Recuerdan cual?

 


 

Aquí la tienen.

 

Es semejante a la otra, pero no es la misma.

 


 

Y dado que lo que se nos muestra de esta iglesia es su costado, resulta obligado reconocer que su fachada se encuentra frente a la del edificio de apartamentos Deep River:

 


 

Como pueden ver, esa iglesia estaba ya ahí en la escena en que los chicos llegaban ante la casa de Dorothy, solo que se mantenía en fuera de campo:


•Hey, baby! Hey, babe!


 

Ven la fuente y la esquina del edificio.

 

De modo que la cámara se encuentra delante de la fachada de esa iglesia, que se encuentra por tanto en contracampo.

 


•Sandy: That’s her building right there.


 

Así pues, la iglesia y la casa del mal, frente a frente.

 


•Jeffrey: Give me at Ieast three minutes. I can stall if it’s more, but i need time to find a good window. AII right?


•Sandy: AII right.


•Jeffrey: Let’s go.



•Jeffrey: Here I go.


•Jeffrey: Wait a minute. What’s her name?


•Sandy: Oh, brother, Jeffrey.


•Sandy: Dorothy Vallens, seventh floor.

 

Aquí lo tienen una vez más: Dorothy Vallens, séptimo piso.

 


•Sandy: Look on her mailbox for the number, bright boy.

•Jeffrey: Thanks.


•Jeffrey: Dorothy Vallens, seventh floor.

 

Ven hasta que punto la cifra siete es relevante: es repetida una y otra vez.

 


 

Dorothy Vallens vive en Deep River.

 

Recuerden la letra de la canción:

 

«Deep river,
My home is over Jordan.
Deep river, Lord.
I want to cross over into campground.

 

Deep River,
My home is over Jordan.
Deep river, Lord,
I want to cross over into campground.

 

Oh, don’t you want to go,
To the Gospel feast;
That Promised Land,
Where all is peace? Oh, deep river, Lord,
I want to cross over into campground.»

 


•Jeffrey: OK. Good Iuck.


•Sandy: Good Iuck yourself.


•Jeffrey: Three minutes. No sooner.




 

Atravesar el río Jordán, cruzar el campamento, llegar a la tierra primitiva: en el valle Dorothy.

 

Y se dan cuenta de que éste es el primer plano subjetivo que no pertenece a Jeffrey, pues es un plano subjetivo de Sandy.

 

Ya que Sandy se encuentra en contraplano, del lado de la iglesia, es decir, del lado opuesto al de Dorothy.

 

Y eso es así siempre:

 



 

Y la cosa no acaba aquí, pues, ¿recuerdan donde se encuentra ese Slow Club en el que canta Dorothy Vallens? Poco después lo sabremos:

 


•Jeffrey: Try to find out whehe Dohothy Vallens sings.


•Sandy: I already know.


•Sandy: The Slow Club on Route 7.

 

En la carretera número 7.

 

Se dan cuenta de hasta donde alcanza la resonancia del tema suscitado:

 



 

Se trata de la oposición entre el Amor sacro y el amor profano.

 

Piensen, por ejemplo, en Tiziano (1515).

 


 

 

 

 

 


Lincoln

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Pero volvamos aquí.

 

Sandy ha puesto toda la carne en el asador para hacerse visible ante la mirada de Jeffrey.

 


•Sandy: Come on.

 

Pero intuye en seguida que podría habérsele ido la mano,

 


 

pues es un hecho que el deseo de Jeffrey ha quedado prendado ahí -en el séptimo cielo.

 



 

Se dan cuenta: esa tierra prometida, ese septimo cielo que es Doroty Vallens, está en relación con el asesinato del padre.

 


Una lengua desmesuradamente larga

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•Sandy: So, uh… what are you gonna do now that you’re home?


•Jeffrey: Help out at my father’s hardware store.


•Jeffrey: They’re giving me my own hours, which is nice.


•Sandy: Ja!

 

¿Que les parece esta casa inquietante y sombría? Nos conduce de nuevo a esa cita de Lynch que les he mostrado ya varias veces:

 

«Creo que era un chico completamente normal (…) Según mis recuerdos, tuve una infancia feliz, sin demasiados problemas. Pero los chicos tienen los sentidos particularmente alertas, los ojos muy abiertos, las orejas muy atentas, y el mundo les manda una catarata de informaciones y sensaciones… Los chicos perciben las cosas de manera muy fuerte, pero tienen también una imaginación que puede amplificar los acontecimientos más insignificantes, los detalles más ínfimos. Agrandado por la imaginación de un niño, un pequeño acontecimiento puede convertirse en la más bella o la más horrible de las historias. Cuando era chico esta percepción de las cosas podía ser formidable, pero, al mismo tiempo, turbadora e inquietante. Por ejemplo, poder entrar a una casa y, sin buscar nada en particular, sin imaginarte nada de nada, sentir que hay algo raro en esa casa. Como una nube malvada que flota en el aire y te indica de manera confusa que en esa casa algo anda mal. Hay gente adulta, todo parece normal, pero sientes que hay algo escondido, que en la casa reina un cierto malestar subterráneo que los que viven ahí no quieren que los demás vean… En mi casa todo era muy tranquilo, muy normal. Mis padres nunca se pelearon, hasta tal punto que a veces hasta me habría gustado que se pelearan un poco, que hubiera en la casa un poco de movimiento. Pero jamás pasó nada. Nuestra casa era un lugar sólido, estable, tranquilizador.»

[David Lynch]

 

Ciertamente, a propósito de esta casa Jeffrey hace un comentario jocoso:

 


•Sandy: I used to know a kid that lived there.


•Sandy: Had the biggest tongue in the world.


•Jeffrey: ¡Ja!, ¡ja!.

•Sandy: ¡Ja!, ¡ja!.

 

Pero, ¿es este un chiste circunstancial, sin mayor proyección en el resto del film? Ciertamente no, pues forma parte de un hilo subyacente netamente siniestro que atraviesa toda la película:

 






 


 

La lengua desmesuradamente larga, dado el papel que este órgano desempeña en el habla, no deja de estar relacionada con la oreja cortada.

 

A través de ella, la boca deja de ser el órgano de la palabra pàra convertirse en organo lúbrico, lengua de sátiro.

 


•Sandy: What happened to him?


•Jeffrey: I don’t know. He moved away.


•Jeffrey: AII my old friends are gone.

 

El descubrimiento del tiempo -como dimensión de la separación y de la pérdida- forma parte de este proceso de acceso a la edad adulta que es el de Jeffrey.

 

Y Lynch lo describe acompañado con las manifestaciones de una infancia que se resiste a ser abandonada:

 


•Jeffrey: – You know the chicken walk?


•Sandy: What’s that?



•(Sandy Iaughs)


•Sandy: That’s kind of interesting.


 

Son todavía niños rodeados por un mundo oscuro.

 

Como son ya oscuras, inquietantes, todas las casas.

 

 

 

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