22. My Darling Clementine, The Civil War


 

Jesús González Requena
Seminario Psicoanálisis y Análisis Textual 2014/2015
sesión del 16-01-2015 (1)
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2015

 

 

 

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My Darling Clementine: una casa construida para ser quemada

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1946

 

 

Ya saben, Monument Valley es el paisaje Fordiano por antonomasia.

 

James: Hya! Hya!

Morgan: Hya!

Morgan: Hya! Hya! Come on, dogie!


 

Les presento a Wyatt Earp, el famoso sheriff del duelo en O.K. Corral.

 

 

Reconocen esta montaña.

 

 

Como ven, no está la casa que Ford haría construir allí 9 años más tarde.

 

 

No para vivir en ella -pues allí no se puede vivir- sino para rodarla y quemarla.

 

Un documental sobre el rodaje del film nos permite contemplar imágenes de su construcción:

 

 

Ford construyó esa casa para poder rodarla, para poder hacer la experiencia de estar allí.

 

Pero también, por ello mismo, para poder quemarla.

 

Que yo esté donde ello estuvo, para no tener que estar nunca más allí.

 

No voy a detenerme en el análisis de este espléndido film que merecería, por sí solo, un seminario completo. Solo quiero que vean su comienzo hasta ese momento en que la lápida del hermano pequeño encuentra su lugar en el centro de Monument Valley.

 

Old Man Clanton: Whoa…

Ike: Texas?

Old Man Clanton: Chihuahua steers.

Old Man Clanton: Howdy.

Wyatt: Howdy.

Old Man Clanton: My name’s Clanton. This is my boy, Ike. My oldest boy.

Wyatt: Any sweet water up beyond?

Old Man Clanton: Yeah. Two, three miles straight up the trail. Cattle look pretty scrawny.

Wyatt: Yeah. Me and my brothers, we’re trailing them on to California.

Old Man Clanton: If you ain’t committed to no shipper, I’ll take them off your hands.

Wyatt: Not interested.

Old Man Clanton: Make you a good offer. Pay you in silver, three dollars

Old Man Clanton: a head.

Wyatt: Nope.

Old Man Clanton: Might raise you to five dollars silver.

Wyatt: Paid more than that in Mexico.

Old Man Clanton: They’ll be a sorry-looking lot when you get to California.

Wyatt: They’ll feed out when we get to grass country.

Wyatt: Sure is rough-looking country.

 

Se lo oyen decir a Wyatt: este terreno es escabroso -tanto, por otra parte, como el hombre que le escucha.

 

Wyatt: Ain’t no cow country. Mighty different where I come from. What do they call this place?

Old Man Clanton: Just over the rise, big town called Tombstone. Fine town.

Wyatt: Tombstone? Yeah, I heard of it. Well, me and my brothers might ride in there tonight. Get ourselves a shave, glass of beer.

Old Man Clanton: You’d enjoy yourself. Wide awake, wide-open town, Tombstone. Get anything you want there.


Wyatt: Thank you.

 


Un dulce muchacho que ya está muerto

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Morgan: James, this is mighty fine chow. One of these days you’re gonna be as good a cook as Ma.

 

También aquí se dibuja la presencia de una madre al fondo.

 

James: I’m learning and trying.

 

Y especialmente dulce es el hermano pequeño de los Earp.

 

Virgil: That’s what I’m telling him. Corey Sue ain’t marrying him because he’s pretty. Because he’s a good cook.

 

No hay duda de que está enamorado.

 

 

Y esta vez la medalla es un colgante para su novia -será en The Searchers donde aparecerá el eslabón entre el adorno femenino y la medalla militar.

 

Morgan: There goes that chingadera again.

 

Una chingadera es una cosa sin valor, una baratija.

 

Virgil: That sure is a mighty pretty piece of brass.

 

Alguien ha timado al dulce James.

 

James: Brass? That’s solid silver. Twenty-five American dollars’ worth of solid silver, ain’t it, brother Wyatt?

Wyatt: It sure is, James. Don’t let him fool you.

 

Y Wyatt no duda en mentirle para mantener su ilusión.

 

Wyatt: Gonna look mighty pretty in them curls of Corey Sue’s.

James: Ain’t that the truth now.

Wyatt: Let’s mount up. If we’re going to town, let’s get going.

 

Imagino que se dan cuenta hasta qué punto esta chingadera vincula a James con Debbie.

 

Morgan: Twenty-five dollars gold. By gollies, you sure got a bargain.

Morgan: Whoa, girl! Whoa!

Wyatt: So long, James.

Morgan: So long, James.

 

La especial dulzura de este muchacho ¿no les recuerda a la de la Ann de The Joung Mr. Lincoln?

 

¿No les da la impresión de que este dulce muchacho está ya muerto?

 

James: So long, Wyatt. Morgan. So long, Virgil.


 


El cielo llora

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Los tres hermanos mayores llegan a Tombstone donde tiene lugar una situación violenta -aunque puesta en escena de manera jocosa- que hace que el alcalde proponga a a Wyatt Earp convertirse en sheriff del pueblo.

 

Pero este se niega.

 

Y cuando esa noche vuelven al campamento…

 


 

Llueve a mares.

 

Es decir: el cielo está llorando.

 

Wyatt: The cattle’s gone!

James!

 

James!

 

¿Se dan cuenta?

 

Este cadáver se encuentra en el lugar donde años más tarde se construirá la casa que, finalmente, deberá ser quemada.

 

Wyatt: Mayor, is that marshaling job still open?

Mayor: It is.

Wyatt: I’ll take it.

Mayor: It’s yours.

Wyatt: Providing my brothers are my deputies.

Mayor: When do you want to start?

Wyatt: Now.

Wyatt: Who runs the gambling around here?

Mayor: Doc Holliday, mostly.

Wyatt: Who runs the cattle?

Mayor: The Clantons. Old man Clanton and his four sons.

Wyatt: Good evening, Mr. Clanton.

Old Man Clanton: Good evening.

Wyatt: The fellow with the trail herd, remember?

Old Man Clanton: Oh, sure, I remember you.

Wyatt: You was right. I didn’t get very far with them. They was rustled this evening.

Old Man Clanton: That so? Well, that’s too bad.

Old Man Clanton: Guess you ain’t heading for California, huh?

Wyatt: No. I figured on sticking around a while. Got myself a job.

Old Man Clanton: Cowpunching?

Wyatt: – Marshaling.

Old Man Clanton: Marshaling? In Tombstone? Well! Good luck to you, Mr…?

Wyatt: Earp. Wyatt Earp.

 


Monument Valley: un gigantesco cementerio

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¿Ven hasta qué punto Monument Valley es un gigantesco cementerio?

 

Wyatt: 1864, 1882. Eighteen years. Didn’t get much of a chance, did you, James?

Wyatt: I wrote to Pa and Corey Sue. They’re gonna be all busted up over it.

Wyatt: Corey Sue’s young. But Pa, guess he’ll never get over it. I’ll be coming out to see you regular, James. So will Morg and Virg.

Wyatt: We’re gonna be around here for a while.

 

Y, al pie de la lápida, el juramento.

 

Wyatt: Can’t tell. Maybe when we leave this country young kids like you will be able to grow up and live safe.

 

Brilla la placa del sheriff mientras éste mira hacia atrás a la tumba del hermano muerto.

 

 


The Civil War: la casa y el cementerio

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My Darling Clementine es una película nueve años anterior a The Searchers.

 

 

How the West Was Won, La conquista del Oeste, estrenada en 1962, es una película ocho años posterior. Película coral que consta de varios episodios, uno de los cuales fue dirigido por John Ford. El dedicado a la guerra civil.

 

 

Se ocupa de la guerra civil.

 


 

En él, una madre, cuyo marido se encuentra ya hace tiempo en el frente, acepta no sin resistencia que su hijo mayor, de nombre Zeb, parta también a la guerra.

 

 

Tiene otro hijo más joven, reparen en él: se encuentra al fondo, contemplando la despedida en lo que podemos considerar un plano semisubjetivo inverso.

 

Nunca conoceremos su nombre.

 

Y ello correlaciona con otro hecho que podría ser su motivo: nunca le veremos hablar con su madre, ni siquiera veremos nunca a ésta mirarle.

 








 

Como les dije el otro día, Ford es un artista del silencio.

 

Zeb: Go on back, dog!

 

También aquí, como en The Searchers, los perros señalan la dificultad de la separación.

 

Zeb: Go on!

 

El cinerama con el que se rodó esta película da una visualidad extraordinaria a la distancia espacial que dibuja esa separación.

 

Y bien, ¿qué hace la madre cuando su hijo querido parte?

 

Va al cementerio familiar, a hablar con su padre muerto.

 



 

Como ven, aquí es más patente, más explícita y evidente la proximidad de la casa y el cementerio como dos elementos esencialmente interrelacionados del universo simbólico fordiano.

 

 

De modo que ella, la mujer que es también la madre, se sitúa justo en el eje de esa relación, en el borde del cementerio, y casi confundida composicionalmente con la casa que se encuentra al fondo tras ella.

 


 

El desmesurado ancho de pantalla del cinerama les dificulta leer lo que pone en esas lápidas, pero dense cuenta de que en el cine resultaban perfectamente legibles.

 

Vean una ampliación.

 

 

Realmente notable, ¿no les parece?

 

 

la misma fecha de muerte para ambos.

 

Hay que decir que aquí, a diferencia de lo que sucedía en The Searchers, la cosa viene motivada por una escena anterior del primer episodio, dirigido por Hathaway, en el que los padres morían cuando por error la familia que navegaba por el río se equivocaba de bifurcación y se internaba en unos terribles rápidos.

 

Eve: What could I do, Pa?

Eve: He’s Linus, boy.

Eve: Always was more Linus, blood.

Eve: I guess that’s why I love him so much.

 

Ella misma viene a decirnos que le quería especialmente, que era su favorito.

 

Eve: But you’ve gotta help me pray, Pa.


Eve: Help me pray.


 

Cae el chal de ella

 


 

y tras él se inclina ella

 


 

y cae su mano.

 

 

¿Como no insistir en el arte tan extraordinariamente estilizado de las caídas de las telas y los cuerpos en el cine de Ford?

 


 

Es un descenso hacia el suelo que anticipa su muerte.

 

De hecho, ya no la veremos más, pues habrá muerto cuando Zeb regrese.

 

 


Un extraño plano subjetivo

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¿Plano subjetivo del hijo que se aleja?

 

¿Sí o no?

 

Todo parece sugerirlo, pues es un plano introducido por raccord de mirada que parece devolvernos lo que ve Zeb cuando vuelve la cabeza para mirar hacia atrás.

 

Observen, por lo demás, que el actor ha recibido la instrucción de volverse en el momento en que entra en una zona de sol para que así su giro sea más claramente visible:

 


 

Y sin embargo… sin embargo, de tratarse de un plano subjetivo de Zeb se daría una fuerte incongruencia tanto espacial como temporal. Retrocedamos

 


 

Fíjense qué lejos se encuentra ya cuando su madre no ha llegado al cementerio.

 

Zeb: Go on back, dog!

Zeb: Go on!


 

Ella se acerca a él con la parsimonia propia de su edad y su abatimiento.

 

Y, mientras tanto, el joven Zeb se sigue alejando a la velocidad de su juventud y de su entusiasmo por alistarse.

 

Y fíjense cuánto tiempo pasa hasta que volvamos a verle: el de toda esa larga conversación que su madre mantiene con la tumba de su padre muerto.

 

(…)

Eve: What could I do, Pa?

(…)

 

De modo que a estas alturas Zeb tiene que estar ya demasiado lejos como para poder ver a su madre en el cementerio.

 

 

Como mucho, podría ver el tejado de la casa al fondo, si es que se lo permiten los altos árboles que bordean el camino a uno y otro lado.

 


 

Imposible, pues, que pueda ver esto.

 

Máxime cuando se ha alejado de la casa en dirección acentuadamente divergente de la del cementerio.

 

Retrocedamos de nuevo:

 

 

Como ven, Zeb se aleja por la derecha, mientras que su madre avanza hacia la casa.

 

Y es que el cementerio está del otro lado de la casa -del lado del río del que algo puede adivinarse al fondo del plano.

 

(…)

 

El ángulo de este plano es, por tanto, del todo divergente al de la dirección por la que se alejó Zeb.

 

Para hacerse una idea clara de lo que les digo, basta con utilizar como referencia general el plano anterior de cuando la madre llegaba junto a la valla del cementerio:

 

 

Como ven, resulta imposible que el plano de abajo pudiera ser es un plano subjetivo de Zeb, aunque el raccord de mirada pareciera insinuarlo.

 

Es evidente que la cámara no se encuentra para nada del lado del camino por el que él ha partido, sino todo lo contrario: se encuentra del lado de la casa.

 

¿Deja por ello de ser un plano subjetivo?

 

En ningún caso: pero es un plano subjetivo del otro, de ese hermano pequeño y menos querido que se queda en casa.

 

Recuperémosle:

 


 

Ahí le tienen, al fondo, viendo como su madre toca a su hermano instantes antes de que este parta sin volver la cabeza -pues solo la volverá cuando ella ya no esté al alcance de su mirada.

 

 

Pueden imaginar a la madre bordeando la casa y a él mismo por la izquierda, sin tocarle ni siquiera mirarle, pues está del todo ensimismada en la pérdida de su favorito.

 

Y pueden imaginarle a él envidiando a su hermano que parte

 

 

a la vez que contemplando preocupado el dolor de su madre.

 

De modo que pueden imaginarle igualmente bordeando él también la casa para contemplar a su madre apoyada en la valla del cementerio.

 

 

Pueden adivinarle en el porche de la casa en la imagen de arriba -¿no podría eso motivar el picado?

 

Y pueden experimentar su plano subjetivo en la imagen de abajo, contemplando impotente el dolor de una madre que ni siquiera parece reparar en su presencia.

 

¿Por qué, entonces, el raccord de mirada de Zeb?

 

Más tarde podremos explicarlo.

 


Dos lápidas y una tumba vacía

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Siguen unas escenas de una gran batalla de la Guerra Civil.

 

Y luego, tercera y última parte de este breve film, contemplamos el retorno de Zeb una vez acabada la guerra:

 

 

Pero si la otra vez partió caminando rumbo al pueblo donde alistarse, esta vez regresa en barco por el río.

 


 

Es decir, regresa por el lado del cementerio.

 




 

Pero tarda en ver lo que nosotros vemos de inmediato.

 


 

Hay, en el cementerio familiar, dos lápidas nuevas.

 

 

Como pueden ver, Eve ha muerto solo un año antes que Martha.

 


 

Al fondo, de nuevo, la casa: desde allí fue tomado el plano de la madre semiderrumbada ante las lápidas de sus padres.

 

Y atiendan al plano que sigue:

 


 

que viene no solo a confirmarlo, sino a llenar visualmente ese plano con el personaje que le corresponde.

 


Brother: Hey, Zeb!

 

Todo cuadra, incluida la angulación en altura: pues el plano de Eve ante la valla es un picado que encuentra su justificación en ese porche que el hermano pequeño -el hermano sin nombre- no ha abandonado nunca.

 


 

Aquí tienen a Aaron:

 

 

ese es, como les decía el otro día, el lugar de Ford.

 


Brother: Didn’t you get my letter?

Brother: I wrote more than four months ago.


 

Atiendan a las reveladoras palabras de este hermano sin nombre:

 

Brother: She never was…

Brother :…quite the same after she got the news about Pa.

Brother: I don’t think she minded going, Zeb, except…

Brother: …she wanted to see you again.

 

Como ven, todo el amor de la madre estaba puesto en su esposo y en su hijo mayor. Tal es el sandwich de la exclusión del afecto que hubo de padecer ese hermano pequeño.

 


 

Es el dolor de ese hermano pequeño menos amado lo que mueve a Zeb a mirarle no sin pudor, mientras éste baja ligeramente la cabeza.

 

 

Y otra cosa, no menos notable:

 

Brother: Of course Pa ain’t really there.

 

Hay una tumba vacía en el lugar del padre.

 

Brother: I put up a stone anyway.

 

Y bien, esa será la tarea central de The Searchers: construir el lugar del padre ausente.

 

 

Pero lo más extraordinario de todo es el asombroso encadenado con el que se cierra la secuencia:

 




 

Y que precede a la escena final, en la que los dos hermanos mantienen una breve conversación antes de que Zeb parta de nuevo. Pero ya no nos detendremos en ella.

 

Es como el encadenado que el otro día fabriqué yo para ustedes:

 

 

Como ven, no violentaba el texto fordiano cuando lo hacía, sino que lo anticipaba.

 

Y es que la lápida y la tumba de la madre definen un lugar mayor, una presencia decisiva con respecto a la cual es bien poco el peso de la otra lápida, la del padre, dado que, como se nos ha informado, la suya es una tumba que está vacía.

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