2. Dora y Maggie

Jesús González Requena
True Detective II. La Diosa
Análisis de Textos Audiovisuales 2016/2017
sesiones del 27/02/2017 y del 06/03/2017
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2017

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Tiempos de las escenas de los interrogatorios

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Echemos un vistazo a las duraciones de las escenas de los interrogatorios en los sucesivos episodios de la serie:

nº de escenas

Duración

1º episodio

15

17,21%

2º episodio

13

19,82%

3º episodio

18

15,80%

4º episodio

07

05,58%

5º episodio

27

25,54%

6º episodio

09

09,61%

Fluctúan sobre el 15% de la duración del episodio en los tres primeros, para tener una caída en el cuarto (5,58%), alcanzar su culmen en el quinto (25,54%) y tener una coda final en el sexto (9,61%).

Es interesante esa caída del cuarto episodio, porque cobra la forma de una interrupción: la última escena en ese episodio es la del interrogatorio de Cohle que concluye hacia su mitad (00:32:38), tras la que sigue una suerte de silencio.

Tras esa interrupción, los interrogatorios reaparecen en el minuto cinco (00:05:31) del episodio quinto, donde su apogeo está relacionado tanto con la sistemática mentira de Hart y Cohle sobre los sucesos decisivos como con el abandono por el segundo de su interrogatorio.

Atendamos ahora a las duraciones de las escenas de uno y otro personaje -Hart y Cohle-

todas

Cohle

Hart

escenas

duración

escenas

duración

escenas

duración

1º episodio

15

17,21%

08

10,12%

07

07,09%

2º episodio

13

19,82%

08

16,26%

05

03,56%

3º episodio

18

15,80%

10

09,77%

08

06,03%

4º episodio

07

05,58%

03

03,06%

04

02,53%

5º episodio

27

25,54%

12

15,38%

15

10,16%

Maggie

6º episodio

09

09,61%

06

06,36%

03

03,25%

Son siempre considerablemente más largas las de Cohle, alcanzándose la diferencia máxima en el segundo episodio, con un total más de cinco veces superior al de las escenas de Hart.


Cohle y Maggie

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El otro aspecto notable es la novedad que tiene lugar en el sexo episodio, en el que ya ha concluido el interrogatorio de Cohle y donde, sin embargo, se incluye el interrogatorio de Maggie.

Resulta evidente que este interrogatorio de Maggie viene a ocupar el lugar del ya concluido interrogatorio de Cohle: no solo llega cuando el otro ha concluido, sino que mantiene en su duración la misma abultada diferencia con el de Hart que ha tenido siempre el de Cohle.

Incluso hay una sugerencia visual que viene a ligar, en la puesta en escena, a uno -el de Cohle- con el otro -el de Maggie.

Se encuentra en el modo en que se asemejan la salida de Cohle, cuando abandona definitivamente el interrogatorio en el quinto episodio, y la entrada de Maggie en el sexto.

Cohle: get a warrant.

Cohle: Thanks for the beer. Beyond that, you wasted my fucking day, company man.

Como ven, en el final de la última escena del interrogatorio de Cohle hay un movimiento de cámara en panorámica, de izquierda a derecha, con la cristalera al fondo, que concluye en la puerta que Cohle abre un instante antes de salir de la habitación.



Pues bien, una panorámica del todo semejante hay al comienzo de la primera escena del interrogatorio de Maggie:

Papania: I want it right. It’s all I got.

Papania: We’re not gonna talk to you, personal matters like this,

Papania: without you. You don’t want to talk about something, it’s OK,

Papania: no problem.

Como ven, una panorámica semejante que concluye igualmente en la puerta.

Como si ésta hubiera quedado abierta desde que Cohle abandonó la estancia, como si su salida de la sala siguiera presente, como si Maggie hubiera venido a ocupar su lugar.

Papania: You sure we can’t get you any coffee, a…

Maggie: No, thank you.

Y, llegados a este punto, una pregunta resulta obligada: ¿el interrogatorio de Maggie se desarrolla en la misma sala que los de Cohle y Hart?

Lo es, ciertamente, pero hay, a propósito de esto, algo notable que conviene anotar: siendo el mismo espacio, todo parece indicar que ha sido voluntariamente camuflado. Mas no para que lo reconozcamos como otro -en tal caso se habría retirado la foto de la vista aérea de la ciudad- sino para que dudemos, para introducir de nuevo un suplemento de desubicación.

Lo que ayuda a hacer no explícito algo que constituye una latencia esencial en la serie: me refiero a la intensa afinidad entre Cohle y Maggie. Ya les dije que la posición de Hart en la sala de interrogatorios no era, contra lo que parecía, la opuesta a la de Cohle.

Podemos constatar ahora que, por contra, es Maggie la que es situada enfrente de la posición que en su momento ocupara Cohle.

Pero, claro está, me refiero a la Maggie del final, no a la joven del principio

que en seguida se siente interesada por Cohle.

Y hasta qué punto:


De los interrogatorios a las escenas

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Volvamos al primer interrogatorio.

¿No les parece que hay algo en común entre la mirada de Cohle y la mirada del objetivo de la cámara?

Sólo lo señalo ahora, pues éste es un tema del que deberemos ocuparnos pronto, dada la relevancia que la cámara alcanza como uno de los protagonistas de las escenas de los interrogatorios.

Pero el asunto de hoy es el de la relación

de la escena de Dora con la escena

de Maggie.

Aparentemente lo uno y lo otro nada tienen que ver y sin embargo…

Recordemos el motivo que nos condujo a plantearnos esta cuestión: la primera escena del interrogatorio de Hart versaba sobre Cohle, a pesar de lo que el propio Hart esperaba:

Marty: Around our big 419. That’s what y’all want to hear about, right,

Marty: Dora Lange, kids in the woods?

Gilbough: Yeah, sure, but, uh, talk about Cohle.

mientras que la primera escena del interrogatorio de Cohle versaba sobre el asesinato de Dora Lange.

Cohle: Yeah. Occult ritual murder.

Lo podemos anotar así: el interrogatorio de Hart conduce a Cohle,

mientras que el interrogatorio de Cohle conduce al crimen.

La visita a la escena del crimen sigue al interrogatorio de Cohle

como la visita de Cohle a casa de Maggie sigue al interrogatorio de Hart.

Lo que hace que Maggie y Dora aparezcan, en cierto modo, en la misma posición.

Comprobémoslo:

En ambos casos, el coche, el viaje.

En uno, un coche detenido, con Cohle en su interior -y es que el suyo aquí, es, precisamente, un viaje interior.

En el otro, un coche en marcha visto desde el exterior, en el que Hart y Cohle avanzan rumbo al lugar del crimen.

En uno y otro caso, llegan a cierto lugar.

Interior, uno -la casa de Maggie-, exterior el otro -el campo donde ha sido encontrado el cadáver de Dora Lange.

Y por cierto que es notable como arriba, cuando Cohle se aproxima a la puerta de la casa de Maggie, no es el nombre de Maggie el que escuchamos pronunciar, sino el de Dora Lange.

Omitamos la escena de Cohle y prosigamos.

Dos hombres profundamente afectados por lo que les aguarda: Maggie en un caso, Dora en el otro.


Maggie y Dora

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Afectados, pues, por su encuentro con dos mujeres.

Cada una de ellas es muy diferente de la otra, como son muy diferentes las situaciones de esos encuentros.

Una está muerta, mientras que la otra está viva. La primera es una drogadicta soltera, mientras que la segunda es una ama de casa casada.

A una se la encuentra en el campo,

mientras que la otra aguarda en el interior de su casa.

Y sin embargo,

recordemos el más evidente punto en común: el encuentro con cada una de ellas

produce un efecto estremecedor en uno de los protagonistas masculinos, de modo que la angustia se hace bien evidente en su rostro.

Y en ambos casos, el pasado juega, de una o de otra manera, un papel importante en ello. Cohle teme reencontrarse con el dolor de su propio pasado -la hija que murió, la esposa que le abandonó. Y lo que asusta a Hart tiene que ver con una escena de pesadilla que parece proceder de los tiempos más remotos.

Hay, por lo demás, una relación inversa entre los dos hombres por lo que se refiere a esas mujeres: Cohle se muestra sorprendentemente frío en el encuentro de Dora Lange,

tanto como Hart se encuentra del todo relajado con Cohle cuando éste llega para cenar.

Y sin embargo, a poco que cada una de las escenas avanza, ambos se ven cada vez más afectados y desestabilizados por ellas:

Y sobre todo ello, emerge una diferencia decisiva: en ambos casos, ante esas dos escenas, Hart pasa a ocupar en seguida la posición de espectador angustiado, mientras que Cohle se afirma como protagonista que vive una intensa relación emocional con cada una de esas mujeres:

Y luego está ese vago parecido…

Ese vago parecido, como sabemos, llegado el momento, se intensificará extraordinariamente, cuando encontremos, en el tercer episodio,


el origen de aquella inquietante imagen de los créditos:

Pues se trata del mismo plano -mismo ángulo, misma luz…- con la solo variación del color y de un cierto recorte de la imagen.

Y, por supuesto, con ese otro inquietante añadido que es el de las medusas superpuestas a la imagen pero que parecen parte inseparable de ese rostro inclinado que, siendo el de Maggie, manifestaba una notable semejanza con Dora Lange.

Eso es seguramente lo que siente el espectador -quien ya ha visto este primer plano del cadáver en el primer episodio- cuando contempla de nuevo los títulos de crédito en el comienzo del segundo episodio.

Y sin embargo esa imagen de los créditos corresponde a Maggie

aunque en principio pueda parecer imposible.



Cohle, Maggie, Hart

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Lo que nos conduce a la otra cuestión que les propuse el último día, cuando les invitaba a pensar la íntima semejanza entre el Cohle del principio y la Maggie del final:

De modo que en esa escena virtual que se obtiene cuando superponemos asincrónicamente los tres interrogatorios

descubrimos a Hart convertido en un espectador impotente de lo que sucede entre Cohle y Maggie.


La cámara: una mirada sin deseo

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Volvamos al punto de partida de las dos escenas iniciales de interrogatorio, pero retomándolas desde sus comienzos absolutos:

Arrancar así tiene un valor añadido: el objetivo de la cámara coincide con la mirada de Cohle con la que presenta esa interesante semejaza que ya les he señalado.

Quizás les parezca extraño plantear esta cuestión, pues de una parte está un ser humano y por otra una máquina, pero sucede que la máquina en cuestión presenta una notable cualidad que la emparenta con lo humano: posee algo parecido a una mirada, en tanto obtiene imágenes y las almacena.

Y por cierto que, a la luz de lo anterior,

podemos extender esa semejanza a Maggie.

Planteada así la cuestión, nada ayuda tanto a hacer perceptible la semejanza sobre la que les llamo la atención como introducir, en este juego de comparación, a Hart y su propia mirada.

Les decía en su momento que, aunque ambos ocultan algo, la gestualidad de Hart finge no ocultar, mientras que la de Cohle declara que oculta.

Cohle mira de frente, con una mirada firme, sostenida y penetrante, como la del objetivo de la cámara.

Todo lo contrario a Hart, quien oculta la mirada a la vez que mira de reojo.

Cohle sabe y declara que sabe. Hart sólo sabe a medias y, sobre todo, durante la mayor parte de la serie, procura no saber o saber lo menos posible.

Y este no es un dato circunstancial, relacionado con el tema del interrogatorio, sino un dato central de la caracterización del personaje. O, para ser más exactos, de la caracterización por contraste de ambos personajes.

De hecho, este es uno de los motivos de la discusión constante de Hart con Cohle. Procura una y otra vez no saber -tiene miedo a saber- aunque una y otra vez se ve arrastrado -tan atraído como aterrorizado- por Cohle en su relación con ese saber que le habita.

Volvamos a esta semejanza.

En sentido estricto, ¿podemos hablar de mirada de la cámara?

Realmente no. La cámara, sin duda, registra imágenes de lo que hay ante ella, pero carece de algo esencial que caracteriza a la mirada humana.

¿Qué?

Díganmelo ustedes a la luz de estas imágenes.

Ei deseo, sin duda.

Nada de deseo hay en el objetivo de la cámara.

Su mirada es fría, desinteresada, vacía.

Como las de Cohle y Maggie.


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