12. El tiempo y su negación. El deseo y la pérdida

 

 

Jesús González Requena
Seminario Psicoanálisis y Análisis Textual 2017/2018
sesión del 24/11/2017 (2)
Universidad Complutense de Madrid
de esta edición: gonzalezrequena.com, 2018

 

 

 

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Strasser y Laszlo, el Ello y el Superyó, frente a frente

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Renaud: Captain Renault, prefect of police.

Laszlo: What do you want?

Renaud: To welcome you to Casablanca and to wish you a pleasant stay.

 

No debe extrañarnos la amabilidad de Renault hacia Laszlo.

 

Es la primera amabilidad superficial del yo hacia el superyó, en la que, por lo demás, como les decía hace un momento, late constantemente un gesto burlón.

 

Así, le saluda como a un distinguido visitante:

 

Renaud: It isn’t often we have so distinguished a visitor.

Laszlo: Thank you.

Laszlo: I hope you’ll forgive me, captain.

Laszlo: The present French administration hasn’t always been so cordial.

Laszlo: May I present Miss llsa Lund?

Renaud: I was told you were the most beautiful woman to visit Casablanca.

 

Tómenlo al pie de la letra pues, si todo ha ido bien, ella, aquella mujer sobre la que se posa el halo de la imago primordial, es la mujer más hermosa que ha visitado Casablanca.

 

Renaud: That was a gross understatement.

 

Se quedaron cortos.

 

¿Ven hasta qué punto es de la imago primordial de lo que se habla? Si le dijeron que era la mujer más hermosa que ha visitado Casablanca y se quedaron cortos, entonces es que no hay palabras para su belleza.

 

Y ya saben que ese estar más allá de las palabras es lo propio de la imago primordial.

 

Aunque para expresarlo con rigor habría que decirlo al revés: pues no es un más allá, sino un más acá.

 

Ella, la imago primordial, está más acá de las palabras.

 

Eso es lo que se manifiesta en los más cándidos enamorados que, cuando ver a la mujer a la que creen amar, pierden el don de la palabra.

 

Pero tampoco es muy preciso hablar de cuando ven a la mujer a la que creen aman, porque no es su cuerpo entero de mujer lo que suscita ese enmudecimiento, sino propiamente su rostro en tanto que es en él donde se posa la imago primordial.

 

Ilsa: You’re very kind.

 

Deslumbrante, por lo demás, su sonrisa.

 

 

En un eje de miradas y deseo que es interrumpido por la ahora bien visible cicatriz de la frente de Laszlo.

 

Laszlo: Won’t you join us?

Renaud: f you’ll permit me.

 

Renaud: Emil, please. A bottle of your best champagne. Put it on my bill.

 

Y el dinero de nuevo.

 

Se pague o no se pague, siempre está presente -ya hemos anotado, por lo demás, lo que Renault tiene de caja registradora.

 

Renaud: It’s a little game

Renaud: we play. They put it on the bill, I tear it up. Very convenient.


Ilsa: Captain, the boy who’s playing the piano…

 

La música introduce el pasado.

 

Pero ella es, precisamente, ese pasado siempre vivo. Pues ella es la encarnación del placer originario, constantemente vivo y constantemente perdido.

 

Se dan cuenta, supongo, de hasta qué punto el tiempo aparece para el ser humano como la dimensión de la pérdida.

 

Ilsa: Somewhere I’ve seen him.

 

Y, con el tiempo, otro lugar. El lugar de esa plenitud originaria -donde nada hacía obstáculo a la pulsión.

 

Renaud: Sam?

Ilsa: Yes.

Renaud: He came from Paris with Rick.

 

Ya saben ustedes hasta qué punto para los norteamericanos Paris es la ciudad del amor -los españoles somos más realistas, pues decimos que de Paris vienen las cigüeñas que traen a los niños.

 

Ilsa: Rick? Who’s he?

 

¿Quién es Rick? -pregunta Ilsa.

 

Pero esa pregunta, formulada en el café de Rick, resuena en el espectador que lo explora como esa otra inevitable -¿Quién soy yo?- que nace en el estremecimiento provocado por la pérdida de ese soporte del yo originario que es la imago primordial.

 

Renaud: Mademoiselle, you are in Rick’s. Rick is…

Ilsa: Is what?

 

Francamente notable la respuesta que sigue:

 

Renault: Mademoiselle, he’s the kind of man… If I were a woman…

Renault: …and I weren’t around, I’d be in love with Rick.

 

Podemos sintetizarla así:

 

Rick es el tipo de hombre del que yo me enamoraría si yo fuera mujer y si yo no existiera.

 

¿No les parece una respuesta absurda, descabellada, loca?

 

Y sin embargo describe a la perfección la lógica narcisista del yo y de sus relaciones de deseo e identificación en el campo de los objetos.

 

Renault se ama, tanto como ama a sus objetos -y por cierto que ahora Rick está en pleno cierre narcisista-. Y en todo momento se postula intercambiable con ellos.

 

Renault: But what a fool I am talking to a beautiful woman about another man.

Renault: Excuse me.

 

Tras Renault, Strasser.

 

Renaud: Major.

Renaud: Mademoiselle and monsieur, may I present Maj. Strasser?

 

Me reconocerán ustedes que es difícil imaginar una representación más precisa de las gestiones y mediaciones del yo en su relación con el Ello y con el Superyó.

 

Strasser: How do you do?

Strasser: This is a pleasure I’ve looked forward to.

 

El Ello proclama agresivamente su demanda de goce

 

Laszlo: I’m sure you’ll excuse me if I’m not gracious.

 

Y el superyó lo recibe enrocándose en sus posiciones.

 

Laszlo: But you see,Major Strasser, I am a Czechoslovakian.

Strasser: You were a Czechoslovakian. Now you’re a subject of the German Reich.

 

El Ello solo acepta súbditos.

 

Laszlo: I’ve never accepted that privilege.

Laszlo: And I’m now on French soil.

 

Como ven, dotados de una misma estatura. Son dos titanes frente a frente.

 

Strasser: I’d like to discuss some matters arising from your presence on French soil.

Laszlo: This is hardly the time or the place.

Strasser: Then we’ll state another time and place. Tomorrow at 10 in the prefect’s office.

Strasser: With mademoiselle.

 

Y Ilsa aparece como la prenda de ese enfrentamiento.

 

Laszlo: Capt. Renault, I am under your authority.

 

Es, en principio, el yo el que decide.

 

Pero lo realista es reconocer que el yo hace lo que puede, gestionando las presiones opuestas que recibe.

 

Renaud: Is it your order we come to your office?

Renaud: Let us say it is my request. That is a much more pleasant word.

Laszlo: Very well.

Renaud: A very clever tactical retreat, major.

 

Como ven, el pobre del yo hace lo que puede, halaga a unos y a otros, buscando sobrevivir a sus opuestas requisitorias.

 

Laszlo: This time, they really mean to stop me.

Ilsa: Victor, I’m afraid for you.

Laszlo: We’ve been in difficult places before, haven’t we?


 


El tango de la rosa

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Una mujer, acompañándose de su guitarra, canta el Tango de la rosa.

 

Y es que Casablanca tiene mucho de película musical.

 

Singer: …crecen.

Singer: El amor comenzó

Singer: y fueron besos, dulce caricia

Singer: después locura

 

Lazlo la mira sin prestarle especial atención

 

Singer: de la pasión.

 

pues está preocupado por la siguiente jugada de Strasser.

 

 

Quien a su vez le observa a él, en un juego cruzado de miradas acechantes.

 

Singer: Háblame.

Singer: Bésame

Singer: con amor

 

Del que participa igualmente Berger, esperando su momento para reanudar la conversación con Laszlo.

 

 

Pero hay que añadir: ese juego se despliega en torno a Ilsa, quien sin embargo lo ignora.

 

A diferencia de Laszlo, Ilsa, que se encuentra frente a la cantante, no la mira, pues está del todo ensimismada en su historia de amor.

 

Que es precisamente lo que la canción canta.

 

Singer: El amor comenzó y fueron besos, dulce caricia

Singer: después locura

Singer: de la pasión.

 

Ella encarna, pues, la locura de la pasión.

 

Singer: Ámame.

Singer: Bésame

Singer: con amor

Laszlo: I must find out what Berger knows.

Ilsa: Be careful.

 

Y así contesta sin entusiasmo, pero con cariño, a Laszlo.

 

Laszlo: I will. Don’t worry.


 

Y la cámara se concentra en ella

 

Singer: quiéreme con ardor

 

quien busca con la mirada cualquier signo de la presencia de Rick, a la vez que su rostro se oscurece.

 

Hay, en su mirada, tanto temor como deseo.

 

 

No es posible no atender, pues, al hecho de que Ilsa pone en escena constantemente la culpa que acompaña al deseo que ella encarna, en la misma medida en que en ella ha quedado fijado.

 

Singer: Mi vida es como una flor

Singer: Florece

 

Sam, a su vez, la busca con la mirada.

 

Singer: pronto

 

Y así nos es dado verla en un plano semisubjetivo de Sam, lo que sucede por segunda vez:

 

 

La primera fue un plano semisubjetivo interno, mientras que ahora se trata de uno externo:

 

 

¿Qué hay de significativo en ello?

 

Que, por lo que se refiere a Rick -a través de ese representante suyo que es Sam-, no hay punto de vista de Ilsa: ella es el objeto del punto de vista de los otros.

 

No sucede así, en cambio, por lo que tiene que ver con Laszlo:

 

 

 

 

Pues -y ello es también en todo acorde con el Edipo canónico- Laszlo es en todo momento introducido por el punto de vista de ella, sin que se adopte en ningún momento su propio punto de vista.

 

Singer: y pronto muere

Laszlo: Mr. Berger, the ring. Could I see it again?

Berger: Yes.

Sascha: ¿Monsieur?

Laszlo: Champagne cocktail, please.

Berger: I recognize you from the news photographs.

 

Laszlo es famoso.

 

Laszlo: In a concentration camp, one is apt to lose a little weight.

 

Y ciertamente, hay algo de petulante en él.

 

No es algo que debe extrañarles: hay sin duda una carga narcisista investida en el superyó que tiene que ver con el orgullo de quien se demuestra capaz de dominar sus pulsiones -Freud habla de ello en varias ocasiones.

 

Berger: I read five times that you were killed in five places.

 

Ha muerto cinco veces.

 

¿Mentira o verdad?

 

Laszlo: As you see, it was true every single time.

 

Verdad, dice Laszlo.

 

Y ciertamente, toda renuncia tiene algo de pequeña muerte.

 

Laszlo: Thank heaven I found you, Berger.

Laszlo: I’m looking for a man named Ugarte. He’s supposed to help me.

Berger: Ugarte cannot even help himself. He’s under arrest for murder.

 

Es decir: Ugarte está muerto.

 

 

Se hace visible, de nuevo, la cicatriz.

 

Les decía en su momento que el yo maduro era un yo hecho por sus cicatrices.

 

Las cicatrices son las huellas de sus pérdidas y, por eso, del paso del tiempo,

 

Berger: He was arrested here tonight.

Laszlo: I see.

Berger: But we, who are still free, will do all we can. We are organized. Underground, like everywhere else.

Berger: Tomorrow night, there is a meeting at the Café du Roi.

Berger: If you’ll come…

 


Ilsa y Sam: el tiempo y su negación, el deseo y la pérdida

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Ella es designada como el objeto del deseo

 

Ilsa: Will you ask the piano player to come over here, please?

Waiter: Very well, mademoiselle.

 

por una figuración netamente fálica que hacia ella señala -doy por hecho que se dan cuenta de que me refiero a esa botella de champagne que se encuentra en primer término.

 

 

Y el plano está tan composicionalmente medido que la inclinación de esa botella coincide con la del rostro de ella.

 

Renaud: How’s the jewelry business, Mr. Berger?

 

Dos caras de Rick se ponen en funcionamiento en paralelo: Sam para Ilsa y Renault para Laszlo.

 

Renault contiene, vigila a Laszlo. Y, como siempre, habla de dinero.

 

Berger: Not so good. Check, please.

 

¿Qué hay al fondo?

 

Las escaleras que suben a la caja fuerte de Rick.

 

Renaud: Too bad you weren’t here earlier. We had quite a bit of excitement, right?

Laszlo: Yes. Excuse me, gentlemen. My bill.

Renaud: No. Two champagne coktails. Please.

Sascha: Yes, sir.

 

Y mientras Renault entretiene y contiene a Laszlo,

 

 

Sam va a tratar de contenerla a ella.

 

Va a tratar, concretamente, de contenerla en el pasado, de evitar que se presentifique en el presente de Rick.

 

Imposible subestimar esta relación de Sam con el tiempo -con la toma de conciencia del tiempo perdido, es decir, como les decía antes, del tiempo en tanto dimensión de la pérdida.

 

No puede extrañarnos por tanto que vaya a cantar ahora la canción por antonomasia del film: El tiempo pasará.

 

Y, así, Sam llega con su piano. Por lo que, a la vez, se acercan a ella también los salvoconductos que el piano esconde.

 

Ilsa: Hello, Sam.

 

Y esta vez ya sí -es decir: solo ahora- es adoptado el punto de vista de ella.

 

Sam: Hello, Miss llsa.

Sam: I never expected to see you again.

 

Como les decía, mientras Renault frena a Laszlo, Sam trata de proteger a Rick de Ilsa.

 

Ilsa: It’s been a long time.

 

Ha pasado mucho tiempo.

 

Como ven, ese tiempo mucho que ha pasado ya es el tema de esta escena en la que ella brilla ante la mirada de Sam.

 

Pero brilla con tal intensidad, con tal juventud y con tal pureza, que niega, con su presencia risueña, precisamente eso: que el tiempo haya pasado.

 

En esta dialéctica entre la aceptación del pasado como pasado y el rechazo del tiempo en un presente invasivo se juega todo lo que sigue.

 

Sam: Yes, ma’am.

Sam: A lot of water under the bridge.

 

Los subtítulos españoles traducen esto como Han pasado muchas cosas.

 

Y así se pierde toda esa agua que ha pasado bajo el puente -y tal es el deseo de Sam, dejarlo correr, alejarse. Pero a la vez, ¿cómo no recordar los puentes de París sobre el Sena?

 

Ilsa: Some of the old songs, Sam.

 

Ella es todo brillo del deseo: sus ojos, su sonrisa, sus pendientes, su broche.

 

Sam: Yes, ma’am.


 

Y con la música llega el cambio de plano.

 


Ilsa: Where is Rick?

 

¿Quién es Rick?, preguntaba antes.

 

¿Dónde está Rick?, pregunta ahora.

 

Detengámonos en esto por un momento y preguntémonos: ¿cuál puede ser el anhelo máximo del deseo del yo, sino verse reconocido como alguien perdido que es recordado y deseado?

 

Ilsa: Rick? Who’s he?

 

Ilsa: Where is Rick?

 

Ilsa es pues el objeto del deseo en su versión más esplendorosa, capaz de devolver en espejo el propio deseo.

 

Sam: I don’t know. I ain’t seen him all night.

Ilsa: When will he be back?

 

Y así ella enuncia la pregunta que tantas veces se ha hecho Rick por el retorno del objeto perdido del deseo.

 

Sam: Not tonight no more. He ain’t coming…

Sam: He went home.

Ilsa: Does he always leave so early?

 

Ella brilla con la seguridad absoluta del deseo que encarna.

 

Sam: Oh, he never… He’s got a girl up at the Blue Parrot. Goes up there all the time.

Ilsa: You used to be a much better liar, Sam.

 

Y ella es también la copa del deseo que se bebe a sí misma sin que por ello quede nunca vacía.

 

Todas las defensas que Sam encarna se desmoronan ante su brillo.

 

Sam: Leave him alone, Miss llsa. You’re bad luck to him.

 

De pronto, la letra de aquella canción anterior –toca madera– cobra un sentido suplementario e inesperado.

 

No me devuelvas a la dialéctica extrema del todo y la nada.

 

 

El plano la aísla de todo el resto de la gente que llena el local.

 

Y el fondo se desvanece en flou, como un fondo casi invisible sobre el que ella brilla.

 

Ilsa: Play it once, Sam. For old time’s sake.

 

Tocarla, cantarla de nuevo, ¿es reconocer el tiempo de la pérdida o negar la pérdida anulando el tiempo?

 

Solo es posible reconocer que ambas cosas, a pesar de su contradicción, están aquí en juego.

 

Ilsa: I don’t know what you mean, Miss llsa.

 

¿Se dan cuenta de este eje mayor de tensión del film?

 

Quiero decir: el que va de aquí a aquí:

 

 

Este, espero que lo reconozcan, es un fotograma de uno de los planos finales del film, en el aeropuerto, una vez que el avión se ha alejado definitivamente.

 

Y es mucho lo que el film pretende: conducirnos hasta el desvanecimiento del objeto de deseo y, con él, a la emergencia del fondo después de habernos hecho experimentar la aparición, sobre ese fondo, ocultándolo, del objeto en su mayor esplendor:

 

 

Lo que nos ha sido presentado, hasta ahora, así:

 

 

Ilsa: Play it, Sam.

Ilsa: Play “As Time Goes By.”

 

El tiempo pasará.

 

El tiempo ha pasado.

 

Ilsa: I can’t remember it. I’m a little rusty on it.

Ilsa: I’ll hum it for you.

 

Y ella la tararea.

 

Y es que es su propia música la que canta.

 

Así, aunque la canción no ha sonado nunca hasta aquí, ella nos la hace conocerla antes de que la escuchemos en el piano de Sam.

 

Ilsa: (tararea la canción)

 

Y así reconocemos la música de ella cuando, a través del piano de Sam, se hace oír en todo el café de Rick.

 

Es exactamente de eso de lo que se trata: de reconocer, de reencontrar.

 

 

Ningún plano había alcanzado hasta ahora esta escala: es el primer gran primer plano del film.

 

Y, con él, la apoteosis de la figura.

 

Ilsa: Sing it, Sam.

 

Su pendiente nos deslumbra con su brillo.

 

Pero escuchen y piensen la letra de la canción:

 

Sam: You must remember this

Sam: A kiss is just a kiss

Sam: A sigh is just a sigh

Sam: The fundamental things apply

Sam: As time goes by

Sam: And when two lovers woo

Sam: They still say, “I love you”

Sam: On that you can rely


Sam: No matter what the future

Sam: No matter what the future brings

Sam: As time goes by

 

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